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((**Es7.107**) y mientras, sentado a la mesa, revolvía papeles, cartas y planos, apareció de pronto un sobre, cuya procedencia ignoraba. Lo abrió y encontró las cinco mil liras, que necesitaba el maestro de obras; bajó tranquilamente y se las entregó. Este hecho demuestra el sumo cuidado que Dios tiene con sus siervos, ya sea que El inspirara a alguien que llevara secretamente aquel dinero, ya sea, digámoslo también, que prodigiosamente lo hiciera aparecer allí. íEs tan bueno el Señor! Don Bosco no supo nunca de dónde procedía aquel donativo. Buzzetti estaba encargado de otro trabajo. Una ((**It7.116**)) caseta de madera abierta, con techo cubierto de tejas, servía para depósito de los utensilios de albañilería y para la cal, bajo las ventanas de la habitación de don Bosco a mediodía. Aquí se debía levantar un pórtico con columnas, de catorce metros de longitud por cuatro de alto y seis con setenta y cinco de anchura, que sostenía una terraza abovedada. Cerrados con pared los espacios entre columna y columna salía una hermosa sala donde se trasladarían las máquinas de la primera tipografía, hasta que estuviese preparado el nuevo local destinado para ella; y después la fundición de los tipos de imprenta habría ocupado su lugar. Estos planos fueron ejecutados a su tiempo, pero como se requería una gran cantidad de trabajos en hierro, don Bosco comenzaba el taller de cerrajería. Destinó para ello la sala adonde, como ya queda dicho, había emigrado el maestro Miglietti desde la vieja portería con sus alumnos externos. A él se le asignaba para la clase un local en los primeros pórticos, junto a los talleres de encuadernadores de libros, zapateros y carpinteros. Los sastres trabajaban en el primer piso, detrás del despacho de don Víctor Alasonatti, y en la planta baja de la casa que fue propiedad de Filippi, trabajaban algunos tintoreros y sombrereros. El aumento progresivo de talleres obligó a don Bosco a modificar los dos reglamentos precedentes, que asignaban al jefe de taller la responsabilidad del trabajo, de la economía, de la disciplina y de la moralidad de los alumnos. Por tanto preparó uno nuevo en el que encargaba totalmente cada taller a un asistente seglar de la casa, el cual debía ser ayudado por el jefe de taller 1. Entre los primeros asistentes se cuentan José Rossi y José Buzzetti. 1 Reglamento de los Talleres 1.° Los aprendices de cada taller deben estar sometidos y obedecer al asistente y al maestro de taller, que son sus inmediatos superiores. (**Es7.107**))
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