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Don Bosco, para quien resultaba ventajosa la
espera, remitía esta circular a los promotores.
Benemérito Señor:
Cumplo el deber de comunicar a V.S. que la
pública exposición de la lotería confiada a su
caridad, debe diferirse unos días por coincidir
con otra de carácter similar inaugurada en esta
ciudad. Espero, sin embargo, que en breve se podrá
señalar el día y entonces me apresuraré a
comunicárselo. Entre tanto, para ganar tiempo y
atender a diversos cuidados y encargos que faltan
por realizar, le ruego respetuosamente envíe al
local destinado para la exposición, los objetos
que V.S. y otras personas caritativas quisieran
regalar en ayuda de esta necesidad. Como un
considerable número de objetos numerados y
valorados, ya fueron presentados y aprobados por
el Gobierno Civil de esta ciudad, comienzo por
enviarle X... boletos a fin de alcanzar algún
socorro para estos Oratorios, que pasan verdaderas
estrecheces. Como no se puede todavía hacer la
exposición pública sólo podremos vender los
boletos privadamente. ((**It7.111**)) Para su
norma, frente a toda eventualidad, le notifico que
los gastos que deba hacer para esta tómbola puede
cobrarlos del importe que confiamos recaudar con
los boletos de la misma. Reciba los augurios de
todo bien del cielo, mientras con todo aprecio
tengo el honor de profesarme.
De vuestra Señoría
Turín, abril de 1862.
Su
atento y seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Como se ve, don Bosco no disminuía su actividad
en favor de la tómbola, a pesar del gravísimo
dolor que le afligía aquellos días.
El 26 de marzo de 1862, moría santamente en
Lyon el Arzobispo de Turín monseñor Luis Fransoni,
bendiciendo a sus amigos y enemigos. El pudo
repetir con San Gregorio VII: Dilexi justitiam et
odivi iniquitatem; propterea morior in exilio.
(Amé la justicia y odié la iniquidad; por ello
muero en el exilio).
El Capítulo de la Catedral de Turín elegía como
Vicario Capitular al canónigo Zappata.
En el Oratorio se rezó mucho por el alma del
invicto y glorioso Prelado. Aunque despojado de
las rentas del Obispado, había reducido tanto sus
ya escasos gastos de vida, que empleaba los
ahorros para alivio de los pobres y también de los
Oratorios de don Bosco. Estos no olvidarán al
amado pastor.
Su memoria se conserva y será siempre venerada
y bendita en la Pía Sociedad de San Francisco de
Sales y su nombre se repetirá con aplauso en
cualquier parte del mundo donde se recuerde a don
Bosco. Si éste consiguió fundar sus obras, al
santo Arzobispo debe atribuirse un mérito
especialísimo: él fue el consejero, el defensor,
el bienhechor, el padre de las mismas.
(**Es7.103**))
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