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que tiene a su alcance, a cumplir con la mayor
perfección su oficio. Pero, al mismo tiempo que
recomiendo esto a los que son en cierto modo
superiores, no quiero olvidar recomendar
obediencia y sumisión a los subordinados. Si así
lo hacéis, todo marchará con orden y tendremos un
año de paz y tranquilidad. A vosotros, los
aprendices, deseo que podáis dedicaros al estudio
de vuestra profesión y capacitaros para ganar
honradamente el pan con el sudor de vuestra
frente; os deseo mayor solicitud por la salvación
del alma. A los estudiantes deseo que puedan
aprender la ciencia profana, sin olvidar la
ciencia de los santos. Pero, >>qué deseo
formuláis vosotros ((**It6.1072**)) para
don Bosco? Me parece leer en vuestros corazones
el ardiente deseo de que viva muchos y felices
años. También yo os deseo a vosotros muchos y
felices años. Pero >>podré aseguraros que este
deseo mío tendrá un efecto para todos vosotros?
íAy, no! Tal vez al término del 1862 ya no nos
encontraremos todos con vida. El año pasado
decíamos en una noche como ésta que tal vez no nos
encotraríamos ya todos en este día. Estaba con
nosotros Martino y éste también iba
diciendo:->>Quién sabe quién es el que irá al otro
mundo? Nunca creería que iba a ser él mismo. Y
sin embargo, así fue.
Llegó casi hasta el fin del año; pero a la postre
tuvo que partir para la eternidad el 26 de este
mes. Con él marcharon también Maffei, Quaranta,
Roggero. Y si el año pasado, con ser menos
numerosos, fallecieron cuatro, >>podríamos esperar
encontrarnos todos en este mundo el próximo año
ahora que somos más? Estemos todos preparados por
si llega la muerte hasta nosotros; que nos
encuentre preparados para partir tranquilos a la
eternidad. Lo que os acabo de decir sirve para
todos en general.
Pero en los últimos días de los otros años,
después de dar el aguinaldo general, acostumbraba
daros otro particular a cada uno. >>Haré otro
tanto este año? Sí, lo haré; y lo haré de una
manera que nunca se hizo desde que existe el
Oratorio. Es algo singular y extraordinario, pero
nada puedo deciros hasta mañana. Rezad según mi
intención y veréis que habrá una cosa que merecía
se pidiera a Dios por ella. Mañana por la noche
os lo explicaré todo. Que durmáis bien.
Con esta plática ponía don Bosco fin al año.
Pero sus palabras del último día y última noche de
1861 iban a ofrecer el tema a las que diría el
primer día y primera noche del 1862. La gloria y
la misericordia de Dios, la bondad de María, la
salvación de las almas resuenan en todo instante
en los labios enamorados, que las anuncian a
pequeños y grandes. Su voz se suma al coro del
universo entero: Dies diei eructat verbum et nox
nocti indicat scientiam (un día pasa la palabra al
otro día y la noche da su noticia a la siguiente).
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