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2. Hacer confesión general para tener la
conciencia tranquila en punto de muerte.
3. Dejar cada día el desayuno como penitencia
de mis pecados, o rezar los siete gozos de María
para ((**It6.93**)) merecer
su asistencia en las últimas horas de mi agonía.
4. Comulgar diariamente contando con el consejo
del confesor.
5. Contar cada día a mis compañeros un ejemplo
en honor de María.
6. Llevaré este escrito a los pies de la imagen
de la Virgen y con este acto quiero consagrarme
enteramente a Ella, y propongo ser en adelante
todo suyo, hasta el último instante de mi vida>>.
Permitióle don Bosco hacer estos propósitos,
excepto la confesión general, que ya había hecho
poco tiempo antes, y abstenerse del desayuno, que
le conmutó por el rezo diario de un De profundis
en sufragio de las almas del Purgatorio.(**Es6.80**))
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