Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.772**) nuestro retraso y nos acompañó muy cortésmente. Llegamos a Casale ((**It6.1023**)) pasadas ya las nueve de la noche, tras haber andado veinte kilómetros y seguidos de un largo séquito de gente. Después de un poco de música bajo las ventanas del palacio episcopal, nos acompañaron al Seminario. Estábamos tan rendidos que, nada más llegar, nos sentamos por el suelo a descansar en aquellos largos corredores. Pero nos esperaba la magnífica comida, que el canónigo Crova había preparado por la mañana, porque nos esperaba para el mediodía. Después de cenar, se le asignó a cada muchacho una celda de seminarista. Don Bosco se vio obligado a aceptar la cena, ofrecida con gran cordialidad por monseñor Calabiana, y una habitación contigua a la suya. En atención a nuestro cansancio, el viernes, 11 de octubre, don Bosco ordenó que se nos despertase a las ocho y media y se oyese la santa misa a las nueve. Después de las diez el Rector del Seminario nos llevó a la capilla gótica del palacio episcopal, donde nos aguardaba el señor obispo monseñor Calabiana. Rezó con nosotros unas oraciones y nos dio a besar una reliquia del sagrado madero de la Cruz, guardada en un relicario de oro de gran valor artístico. Quiso después acompañarnos él mismo a la catedral para que viésemos las grandiosas obras de restauración, que se iban haciendo para darla de nuevo su antiguo estilo longobardobizantino. Hizo notar a los muchachos que todavía existía el atrio de los penitentes, la tribuna de las mujeres y varios capiteles antiguos, que se iban descubriendo por uno y otro lado; señaló las seis columnas colocadas a lo largo de la iglesia, en línea casi oblicua, para significar al Salvador, cuya cabeza pende oblícuamente sobre la cruz; y en el primer orden de estos magníficos pilares, una serpiente esculpida, mordiendo a un niño, como símbolo de la esclavitud del hombre; en el segundo, la cruz, que se ((**It6.1024**)) yergue como una torre y manifiesta la redención; en el tercero, un niño, que encadena a la serpiente, es decir, la victoria del hombre sobre el demonio. Contó también algo de la historia de Casale, de la vida y muerte de san Evasio y de la construcción de la catedral, levantada por Liutprando en el año 712. Sonaron las doce y el Rector del Seminario nos llevó a comer. Después, se presentó la banda de música en el atrio del palacio episcopal para los postres, y yo fui en nombre de mis compañeros a pedir permiso a don Bosco para visitar las iglesias y los monumentos de la ciudad. Entré en el palacio, besé el anillo al Obispo y quedé conmovido al contemplar la bondad y cortesía con que se entretenía (**Es6.772**))
<Anterior: 6. 771><Siguiente: 6. 773>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com