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((**Es6.76**) enemigo de las almas siembre a escondidas la cizaña en el campo evangélico, sino que os dediquéis con la más industriosa caridad a esparcir por doquiera la buena semilla de la palabra de Dios y de la doctrina católica. Todo ello, podréis realizarlo no sólo con las adjuntas instrucciones, que haréis en la iglesia, sino también ((**It6.87**)) propagando entre las familias el mencionado librito titulado Lecturas Católicas, que ya otras veces os hemos recomendado. Por la selección de los temas, la claridad de la exposición y de estilo, y también por su módico precio, nos parece muy acomodado a la inteligencia y a las necesidades del pueblo. Podréis poner todo vuestro entusiasmo para recomendar la lectura, sabiendo que el mismo supremo jerarca de la Iglesia, Pío IX, se dignó animar a los colaboradores de la piadosa empresa a perseverar en ella y además excitar, con una circular de Su Eminencia el Cardenal Vicario, a todos los arzobispos y obispos de los Estados Pontificios a la difusión de estas Lecturas Católicas por todas las ciudades y villas sujetas a su jurisdicción espiritual. Pidamos, venerables hermanos, al Dios de las misericordias que vuelva su compasiva mirada a las aflicciones de su Iglesia, y haga lucir sobre nuestra querida patria días más serenos y tranquilos para nuestra santa religión católica, y, al mismo tiempo, nos conceda la paciencia, el valor y el celo que, como ministros fieles suyos, necesitamos para combatir sus batallas, triunfar de sus enemigos y conducir las almas, confiadas a nuestro cuidado espiritual, hasta el ansiado puerto de la bienaventurada eternidad. Saluzzo, 9 de octubre de 1858. JUAN Arzob. Obispo G. GARNERl Secretario El canónigo arcipreste de nuestra catedral se encarga de la asociación y distribución mensual de la revista. Había otra carta circular de su excelencia reverendísima el arzobispo de Vercelli dirigida a los muy reverendos párrocos de su diócesis. Muy Ilustre y Reverendo Señor: Está fuera de toda duda que, cuando la impiedad se esfuerza para difundir sus perniciosos escritos, no hay, ni puede haber obra mas santa y más saludable que la de proporcionar ((**It6.88**)) buenos libros que tiendan a conservar en el ánimo de los católicos la integridad de la fe y la santidad de las costumbres. Y esto es mucho más necesario cuando se trata de alejar del peligro de seducción a la porción escogida del cristianismo que es más grata a Dios por la sencillez de su fe y de sus costumbres pero, a la par, la más expuesta al peligro de ser envenenada por los falsos principios, que la falta de religión y el libertinaje andan diseminando continuamente. De ahí que siempre merecerá el elogio de los verdaderos amigos del pueblo, aquél que opone al veneno, propinado por los escritos impíos, el eficaz antídoto de unos libros que, por su estilo fácil, por su amena narración y por su módico precio, pueden llegar fácilmente a manos de la clase menos culta y acaudalada y ser leídos con gran provecho espiritual.(**Es6.76**))
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