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((**Es6.758**) alboroto. Que debe exigir además que se dé cuenta a él o a su representante os alumnos que se juzgare que no sirven para la casa, especialmente por su moralidad o su irreligión. Recomendó, por último, con encarecimiento, que consideráramos nuestra Sociedad como una cadena, en la que cada uno de sus socios somos un anillo de la misma, de modo que todos tenemos que estar unidos por los vínculos de la caridad, de la oración y del espíritu de la misma Sociedad. Lo escrito hasta aquí es ex officio (de oficio). Añado que, cuando tengamos las pruebas de imprenta de tu Donato, las haremos llegar a tu poder. Turín, 5 de septiembre de 1861. Tu afectísimo ANGEL SAVIO De la prudente reserva en las palabras al hablar de política, pasaba don Bosco a recomendar que también en otras circunstancias supiera cada uno cuidarse al emitir ciertos juicios y criterios sobre cosas y personas. Beatus qui lingua sua non est lapsus (feliz quien no se desliza con su lengua)1. Habiendo sido invitado, sentóse a la mesa con muchos otros sacerdotes. Había entre ellos un comensal, muy alegre, que sabía hacer muy variados y lindos juegos de manos. Tomaba una caña, la ponía en la punta del pulgar y la hacía ir y venir de modo ((**It6.1005**)) que emitía un sonido parecido al de una trompetilla. Todos quedaban asombrados, porque al mismo tiempo cantaba y algunas notas de la caña armonizaban con las de la voz. Pero de las canciones sencillamente alegres, pasó a las lecciones del libro de Job del oficio de difuntos y, lo que es peor, a parodiar las palabras. Don Bosco, que había reído muy a su gusto ante los juegos, dejó de reír y se puso serio. Los convidados seguían riendo y aplaudiendo al juglar; hasta que uno de éstos, al darse cuenta del semblante severo de don Bosco, le preguntó: -No le gustan a don Bosco los juegos? Habiéndose vuelto todos hacia él, contestó: -Díganme, por favor; si se encontrara con nosotros san Francisco de Sales, qué diría al oír profanar de esta manera las palabras de la Biblia? El, que reprochó a su médico porque empleaba impropia, pero no irreverentemente, algunas palabras bíblicas... Cuenta don Miguel Rúa: -Estábamos con don Bosco el clérigo Anfossi y yo convidados a comer en casa del párroco de la Crocetta, suburbio de Turín. Había 1 Eclesiástico XXV, 11. (**Es6.758**))
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