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-íLo necesitamos de veras!, exclamaron todos;
se piensa poco en el alma; siempre se habla de
cosas del mundo y de otras que aquí no se pueden
decir; se va adelante a tontas y a locas...
-Así, pues, ahora es tiempo de pensar en el
alma -prosiguió diciendo don Bosco en tono de
broma-y si ustedes quieren confesarse estoy a sus
órdenes.
Y diciendo esto clavó en ellos una mirada más
elocuente que las palabras.
-Y por qué no? íSí!, si usted quiere;
respondieron uno tras otro.
-Pero los señores quieren tal vez burlarse de
mí? -prosiguió todavía don Bosco con sus maneras
cautivadoras.
-Burlarnos de usted? íDe ningún modo!
-Tengan, pues, buena voluntad de romper con el
demonio y dejen lo demás de mi cuidado; y ya verán
qué contentos quedarán.
((**It6.1002**)) -Y
dónde va usted a confesarnos?
-Síganme y lo verán.
Subió don Bosco a la fonda contigua, desierta a
aquella hora; pidió licencia a la dueña para
ocupar una dependencia. En cuanto la obtuvo, entró
en ella con los mozos. Después de prepararlos con
unas breves reflexiones, confesó a todos y los
despidió satisfechos y alegres.
Cuando acabó de confesar, ya estaba preparada
la diligencia, y al llegar a Montemagno, tuvo la
suerte de encontrarse por vez primera con la
condesa Carlota Callori, que, a partir de aquel
momento, se convirtió en una de las primeras
bienhechoras de las obras salesianas.
Unas semanas después, por medio de la Marquesa
que fue a Turín, envió a su hijo Manuel, que había
puesto en él plena confianza, una preciosa carta:
Querido Manuel:
Mientras tú disfrutas del campo junto con el
buen Estanislao (Medolago), yo voy acompañado de
Mamá a hacerte una visita por medio de esta
cartita que tengo el deber de escribirte.
Mi intento es proponerte una buena idea.
Escucha, pues. La edad, los estudios que estás
cursando, parecen suficientes para ser admitido a
la primera comunión. Yo quisiera que ese gran día
fuese para ti la primera Pascua: qué dices a esto,
querido Manuel? Anímate a hablar de ello con tus
padres y oirás su parecer.
Pero yo quisiera que comenzaras desde ahora a
prepararte y, por tanto, a ser ejemplar de una
manera particular en practicar:
1.° Exacta obediencia a tus padres y a otros
superiores tuyos sin oponerte nunca a ningún
mandato.
(**Es6.756**))
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