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ganaron algo; después, globos y fuegos sin número,
y tanto concurso de señores y parientes, que casi
ya no se veía nuestra familia. Duró la fiesta
hasta más tarde de las diez; después se rezaron
las oraciones, con las que concluyó la fiesta y la
jornada. También aquí faltó Severino; los amigos
preguntaban repetidas veces por el compañero
Rostagno. Lo cual quiere decir que las distancias
no separan ni dividen a los amigos que se quieren
en el Señor.
Ahí tienes lo poco que puedo contarte de
nuestras fiestas, que si no ofrecen nada delicioso
a los ojos del mundo, son, sin embargo, queridas y
apreciadas por los que conocen y viven el espíritu
de esta casa y la pureza de intención en la santa
alegría.
Supongo te agradará saber esto poco que te
cuento. Se habla y se reza a menudo de ti y por
ti, se espera tenerte pronto entre nosotros,
mientras tanto no te olvides de nosotros ante el
Señor y especialmente de mí ante María refugio de
los pecadores; y te ruego en particular que tengas
a bien rezarle por mí la salve, que rezarás
después del rosario.
Que el Señor te asista y te ayude a llevar tu
cruz; que El alivie su peso y, si quisiera que yo
la compartiese contigo, la aceptaría con gusto;
pero tal vez no sea yo digno de ella, y no la
llevaría con resignación, y el Señor, por su
misericordia, me ahorra tantas impaciencias.
Los compañeros, especialmente los mejores y los
que están más unidos contigo al Señor, te saludan;
don Bosco, e igualmente todos los superiores, te
desean resignación en el presente y confianza en
el porvenir. Te saludo de corazón y, rogándote que
presentes mis obsequios a tu señora madre, me
profeso en Jesús y María.
1 de julio de 1861.
Tu
afectísimo y sincero amigo
FEDERICO OREGLIA
Al señor Severino
Rostagno-Pinerolo.
((**It6.984**)) Llegaba
a su fin el curso escolar, pero no sin añadir a
las dos <> (Malattie) enfermedades y moralidad,
una <>, es decir deplorable rivalidad, como lo
había anunciado don Bosco. Bajo su dirección y
administración y la de sus clérigos, con la
disciplina y método de educación, que se empleaba
en el Oratorio, el Seminario menor de Giaveno se
había encaminado tan bien que recibía las más
consoladoras noticias del curso 1860-61, por el
número de alumnos, la conducta moral de los mismos
y el éxito en sus exámenes.
<>.
Don Bosco, como superior que era y como tal
reconocido por la comunidad, había hecho dos
visitas a los alumnos del Seminario
(**Es6.743**))
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