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religioso y moral, eran insoportables para el
infierno, el cual, con permiso de Dios, intentaba
vengarse atrozmente.Y así sucedió también esta
vez, como vamos a contar. Nuestra narración está
tomada de los escritos de don Juan Bonetti, don
Domingo Ruffino, José Reano, Pedro Enría y otros
testigos.
Era la noche del día 15 de mayo. <>-Rezad y estad siempre preparados para la
muerte, que puede llegar en cualquier momento.
Mirad; todos los días suceden desgracias; uno que
se cae desde una gran altura, otro que es
acometido por unos asesinos, éste que muere
ahogado, ése de un síncope, aquél herido por un
rayo... y otros de distinto modo; pero si estamos
preparados no hemos de temer a la muerte, venga
como venga.
>>Parecía que don Bosco presagiara algún mal y
mandó rezar aquella noche tres avemarías para que
no ocurrieran desgracias durante la noche>>.
Los muchachos subieron a sus dormitorios. En el
dedicado a san Luis, en el último piso del
edificio, mirando ((**It6.937**)) al
nordeste y al mediodía, y correspondiente en parte
con la habitación de don Bosco, que estaba debajo,
se celebraba como en los otros, el mes de María.
Dormían en él unos sesenta aprendices y el clérigo
Juan Bonetti era su asistente. Antes de acostarse,
se arrodillaron todos ante el altarcito adornado
con luces y flores y, después de rezar como de
costumbre las siete avemarías en honor de los
siete dolores de la Santísima Virgen, el clérigo
Bonetti movido no sabemos por qué sentimiento,
invitó a los jóvenes a añadir otras tres,
diciendo:
-Recemos tres avemarías más para que la
bienaventurada Virgen nos libre de toda desgracia.
Los muchachos, sorprendidos por la novedad, las
rezaron con toda devoción, y se acostaron.
Aquella noche no se decidía don Bosco a ir a
descansar. Subió las escaleras con evidente
desgana y, cuando estuvo en la habitación, se puso
a escribir. Pero, no pudiendo seguir aquel trabajo
porque le dolían los ojos, y como le repugnara
acostarse, se estuvo paseando por la habitación
hasta que, a eso de las once, se acostó. Tan
pronto como se durmió le parecía que le tiraban de
los pelos como si quisieran arrancárselos, Soñaba
que tenía en derredor de su cabeza unos animales
que le mordían, forcejeaba con la mano por
librarse de sus garras, pero no le era posible.
Poco después de media noche, cuando toda la
comunidad estaba sumida en el primer sueño, se
levantó una gran tempestad y comenzaron
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