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no, quieren decir que algunos hechos, que
precedieron a la noche, se cumplieron ya y que
otros se cumplirán. A su tiempo os diré cuáles son
los hechos ya cumplidos. Los higos indican grandes
acontecimientos que tendrán lugar muy pronto en el
Oratorio. A este respecto tendría muchas cosas que
deciros, pero no es conveniente que os las
comunique por ahora, lo haré más adelante. Os
puedo añadir que los higos, como símbolo de los
jóvenes, pueden significar también dos cosas: o
maduros por haberse ofrecido a Dios en el sagrado
ministerio, o maduros para ofrecerse a Dios en la
eternidad>>.
Séanos permitido exponer una idea nuestra
personal, a saber, que entre los higos ciertamente
había algunos amargos al paladar, por eso don
Bosco no los quiso tomar, aunque se excusase de
hacerlo aduciendo un pretexto diferente.
((**It6.926**)) Cuenta
el profeta Jeremías una visión suya, en el
capítulo XXIV, en estos términos: <>. El primer cesto
representaba a los arrepentidos de sus culpas, a
los que prometía el Señor tener misericordia con
ellos. El otro, a los impenitentes, que serán
exterminados por Dios, el cual protesta (capítulo
XXIX, 17): <>.
Que el Valle de Valcappone representase el
Oratorio nos parece muy lógico, pues en él tuvo
origen, o al menos en la región en que está
enclavado, la Obra de don Bosco. Lo mismo
representan el carro del hermano José, que fue
siempre un generoso bienhechor de don Bosco y la
rueda con la lente, a través de la cual vio todo
lo anteriormente escrito.
Los alumnos continuaron haciendo sus preguntas.
Prosigue don Domingo Ruffino:
>>-Y los que tenían los monos sobre las
espaldas, qué quiere decir?
>>-Representa, respondió don Bosco, el demonio
de la deshonestidad. Este demonio, cuando quiere
arrojarse encima de alguno, no se presenta por
delante, sino por la espalda, esto es, oculta la
fealdad del pecado, no la deja ver, lo hace
aparecer como cosa de nada. Estos monos
gigantescos aprietan el cuello de sus víctimas,
ahogando la palabra cuando los tales desgraciados
quisieran confesarse. Aquellos infelices tenían
los ojos desorbitados para indicar que, quien es
víctima de este pecado, no puede ver las cosas del
cielo. Mis queridos jóvenes: No olvidéis aquellas
tres palabras: Labor, sudor, fervor,
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