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((**Es6.672**) >>-No sería mejor que usted viviera, por ejemplo, unos diez años más sin trabajar tanto, ayudándonos sólo con sus consejos, en lugar de desgastarse con ese continuo trabajo y vivir menos? >>Don Bosco respondió: >>-Sí... Y quién me asegura que, trabajando menos, viviré diez años más? íAh, no! Mientras pueda, quiero emplear todas mis fuerzas trabajando por la gloria de Dios y la salvación de las almas. Sin arruinarme, eso sí; pero haciendo todo lo que puedo. >>Aquella misma noche don Bosco, después de haber recomendado a todos, estudiantes y aprendices, los acostumbrados sufragios por el alma de Maffei, les habló en estos términos: -Tengo que decir una cosa y no quisiera decirla; pero me veo obligado a ello. Es ésta. Hay unos cuantos jóvenes, que están aquí en el Oratorio desde el comienzo del curso y yo apenas los conozco. Esto me desagrada. En la casa hay los dos extremos. Unos, que siempre están a mi alrededor; otros, que no sólo no se acercan a mí, sino que huyen tan pronto como me ven. Esto me duele y, sabéis por qué? Preguntad por qué un padre quiere ver a sus hijos queridos; es más, para mí hay un amor aún mayor que el del padre: yo quiero ardientemente salvar vuestras almas y por eso deseo ver a ésos tales, para poder decirles una palabra. En conclusión: queréis que se os diga algo más? Hay algunos que deben arreglar las cuentas de su alma; y yo no puedo tenerlos a mi lado. Los mando a llamar y no vienen; habrá que amenazarlos? ((**It6.890**)) A mí me gusta que los muchachos no estén siempre a mi alrededor, más aún, yo quiero que todos hagan por entero el recreo. Sólo deseo que no huyan de mí cuando los encuentro. Que no suceda más lo que a veces contemplo: me asomo al patio, todo un hormiguero de chicos que corren a mí, y después no veo a esos cuatro o cinco, que son precisamente los que yo quería ver. Ellos también se mueven, mas para alejarse... Quede, pues, bien claro esto. Tendría que exponeros todavía muchas cosas, pero no puedo hacerlo aquí en público. Baste esto. Buenas noches. >>En cuanto los jóvenes se retiraron a sus dormitorios, se reunió la conferencia de los miembros de la Sociedad de San Francisco de Sales. Fueron presentados a la asamblea cuatro nuevos socios: Reano, Perucatti, Jarach y Fabre. Don Bosco habló de la caridad con el prójimo, especialmente con los jóvenes. Con respecto al prójimo, dijo: -Procúrese que cualquiera que trate con nosotros, se despida satisfecho; que siempre que hablemos con alguno, éste sea un amigo más, ganado a nuestra causa: porque hemos de buscar la manera de aumentar el número de nuestros amigos y disminuir el de los enemigos, (**Es6.672**))
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