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muy de cerca. Dígame, ((**It6.846**)) se
acuerda de cuando fue al Seminario de Bérgamo a
predicarnos los ejercicios espirituales?
-Sí, lo recuerdo.
Recuerda habernos hablado de una gracia, que,
pedida a la Virgen, etc.?
Y le recordé sus palabras, su propuesta, etc.
-Sí, lo recuerdo.
-Pues bien, yo he rezado siempre aquella
avemaría; seguiré rezándola... pero... nos habló
de millares de jóvenes; yo estoy ya fuera de esta
categoría... y por consiguiente temo no pertenecer
al número afortunado.
Y don Bosco, con gran seguridad, respondió:
-Siga rezando el avemaría y nos encontraremos
juntos en el paraíso.
Después, recibida su santa bendición, besé con
afecto su mano y marché lleno de satisfacción y
dulce esperanza de que un día me encontraría con
él en el paraíso.
Si V.S. cree que esto pueda servir de alguna
gloria a Dios y de algún honor a la santa memoria
de don Bosco, sepa que yo estoy dispuesto a
confirmarlo bajo juramento.
Lomello, 4 de marzo de 1891.
Su
humilde y seguro servidor
V. ESTEBAN SCAINI, S.J.
<>-Pero y cómo fue aquello?
>>Los pobrecitos, al oír esta pregunta, rompían
a llorar e iban a confesarse.>>
<<10 de febrero, domingo. Esta tarde
encontrándonos cuatro o cinco de nosotros en la
habitación de don Bosco, mientras la comunidad
estaba en el teatro, yo (Bonetti), le pregunté
cómo hacía para ver las cosas desde lejos. Y él
dijo:
>>-íMirad! Parece como si hubiese ((**It6.847**)) un hilo
telegráfico que saliera de mi cabeza. Para
establecer la comunicación basta que yo lleve mi
pensamiento al punto deseado, y al instante veo lo
que allí pasa. Por ejemplo, ahora estoy en mi
habitación: pues bien, si yo quiero, veo a un
muchacho en el pórtico.
>>-Pero esto no tiene explicación, le
replicamos.
>>Y él añadió:
>>-Bueno, es que vosotros no conocéis mis
picardías, no sabéis gimnasia, ni juegos de
prestidigitación.
(**Es6.639**))
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