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pestes, hambre y guerra, mas sin especificar el
tiempo, aun cuando parece que deban de ser
contemporáneas.
Y puesto que de aquí en adelante nos
encontraremos con muchas descripciones que hizo
don Bosco sobre los acontecimientos futuros,
creemos oportuno, para norma de los lectores,
presentar algunas observaciones que hace Vigouroux
1, tomadas de los Santos Padres, en su
<>, tomo segundo, parte
tercera, capítulo primero, artículo primero,
número 899, acerca de los vaticinios de los
Profetas del Antiguo Testamento. Estos podrían
adaptarse a nuestro caso, siempre que no disienta
de nuestra opinión el juicio de los únicos que
tienen facultad de reconocer en los siervos de
Dios la inspiración sobrenatural.
Dice, pues, el autor, que acabamos de citar:
<((**It6.841**)) >>1.°
Una de las principales es nuestra ignorancia...
>>2.° Una parte de la obscuridad de las
profecías procede de las profecías mismas, pues es
intrínseco a su naturaleza el no ser del todo
claras y precisas, ya que predicen
acontecimientos, que no serán realizados todavía;
y, por lo tanto, no los pueden dar a conocer más
que de una manera general, sin indicar muchas
circunstancias accesorias; de manera que dan un
esbozo del porvenir y no un cuadro acabado. En
consecuencia, son un tanto indeterminadas, de
formas y contornos inciertos y casi envueltos en
una especie de nube. De la misma manera que
algunos hechos antiguos nos resultan obscuros,
porque no conocemos más que unos pocos rasgos; por
ejemplo, la historia de Lamek en el cuarto
capítulo del Génesis. Así también los
acontecimientos futuros, anunciados por los
profetas, se presentan indeterminados a nuestra
mente, pues no tenemos más que unas pocas
indicaciones de los mismos.
>>3.° Otra causa de la obscuridad de las
profecías es la falta de distinción de tiempos en
las predicciones del futuro. Son como cuadros sin
perspectiva. A menudo Dios revelaba a los
profetas, a un mismo tiempo, acontecimientos
diversos, que habían de cumplirse en tiempos
distintos y, sin embargo, se los mostraba en un
mismo dibujo, cualquiera que fuese la fecha de su
realización, mezclando los más próximos con los
más remotos; por ejemplo, la ruina de Jerusalén
1 F. GREGORIO VIGOUROUX (1837-1915), exegeta
francés, que fue profesor de Sagrada Escritura y
Hebreo en el Instituto Católico de París;
secretario de la comisión Bíblica de Roma y
director del Diccionario de la Biblia (1891-1912).
(N. del T.)
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