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((**Es6.635**) pestes, hambre y guerra, mas sin especificar el tiempo, aun cuando parece que deban de ser contemporáneas. Y puesto que de aquí en adelante nos encontraremos con muchas descripciones que hizo don Bosco sobre los acontecimientos futuros, creemos oportuno, para norma de los lectores, presentar algunas observaciones que hace Vigouroux 1, tomadas de los Santos Padres, en su <>, tomo segundo, parte tercera, capítulo primero, artículo primero, número 899, acerca de los vaticinios de los Profetas del Antiguo Testamento. Estos podrían adaptarse a nuestro caso, siempre que no disienta de nuestra opinión el juicio de los únicos que tienen facultad de reconocer en los siervos de Dios la inspiración sobrenatural. Dice, pues, el autor, que acabamos de citar: <((**It6.841**)) >>1.° Una de las principales es nuestra ignorancia... >>2.° Una parte de la obscuridad de las profecías procede de las profecías mismas, pues es intrínseco a su naturaleza el no ser del todo claras y precisas, ya que predicen acontecimientos, que no serán realizados todavía; y, por lo tanto, no los pueden dar a conocer más que de una manera general, sin indicar muchas circunstancias accesorias; de manera que dan un esbozo del porvenir y no un cuadro acabado. En consecuencia, son un tanto indeterminadas, de formas y contornos inciertos y casi envueltos en una especie de nube. De la misma manera que algunos hechos antiguos nos resultan obscuros, porque no conocemos más que unos pocos rasgos; por ejemplo, la historia de Lamek en el cuarto capítulo del Génesis. Así también los acontecimientos futuros, anunciados por los profetas, se presentan indeterminados a nuestra mente, pues no tenemos más que unas pocas indicaciones de los mismos. >>3.° Otra causa de la obscuridad de las profecías es la falta de distinción de tiempos en las predicciones del futuro. Son como cuadros sin perspectiva. A menudo Dios revelaba a los profetas, a un mismo tiempo, acontecimientos diversos, que habían de cumplirse en tiempos distintos y, sin embargo, se los mostraba en un mismo dibujo, cualquiera que fuese la fecha de su realización, mezclando los más próximos con los más remotos; por ejemplo, la ruina de Jerusalén 1 F. GREGORIO VIGOUROUX (1837-1915), exegeta francés, que fue profesor de Sagrada Escritura y Hebreo en el Instituto Católico de París; secretario de la comisión Bíblica de Roma y director del Diccionario de la Biblia (1891-1912). (N. del T.) (**Es6.635**))
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