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((**Es6.631**) corresponsales. Ante todo nuestro agradecimiento a unos y otros. A los primeros por habernos ayudado con su óbolo a hacer más ligero el sacrificio y menos duro nuestro pobre trabajo en esta obra de economía social y católica. A los otros, por haber colaborado a la propagación y difusión de estas publicaciones y haber compartido el peso y las molestias. No podemos por menos que agradecérselo cordialmente; el premio, que su cooperación merece, ((**It6.836**)) les será concedido abundantemente por Dios, pues hemos defendido y seguimos defendiendo de común acuerdo su causa y la del prójimo. Son ya más de dos millones los ejemplares de estas Lecturas, que contienen principios morales y católicos, los que hemos puesto durante estos ocho años en las manos del pueblo, que es la parte más interesante de la sociedad por la sencillez de costumbres y por su apego a la religión católica. Esperamos que nuestros trabajos y sacrificios no hayan sido estériles, antes al contrario hayan producido algún bien e impedido el mal. Nadie ignora que los enemigos del catolicismo y de la sociedad misma se han industriado con todos los medios para difundir impresos inmorales, anticatólicos, preparados expresamente para corromper el corazón y envenenar la inteligencia; y, según nuestras noticias, los libros y folletos publicados y esparcidos durante los dos últimos lustros por Italia suman más de treinta millones, sin contar los que llegan del extranjero y los diarios de toda especie. Ahora bien, si no hubiese habido un antídoto en estos tiempos en que hay, valga la palabra, una verdadera manía de leer, sabe Dios los estragos que esta horrible peste habría hecho en la sociedad y particularmente en las aldeas. Por tanto, no creemos haber hecho lo bastante, sino que hemos de convencernos cada día más de la imperiosa necesidad de redoblar los esfuerzos y sacrificios para oponer un dique a la inmoralidad que avanza como un gigante. Por esto, hacemos una nueva llamada a todos los buenos, y principalmente a los suscriptores y a los señores corresponsales, para redoblar el celo y hacer que sean conocidas las Lecturas Católicas en todas las aldeas y por todos. Para alcanzar esta mayor difusión, hemos determinado someternos a un nuevo sacrificio con la esperanza de que seremos compensados y ayudados por los señores corresponsales. Hemos, pues, determinado no variar el precio de suscripción, a pesar de haber subido notablemente los gastos de imprenta. Rogamos, pues, a los señores corresponsales que tengan a bien notificarnos con tiempo y antes del fin de febrero el número preciso de sus suscriptores para nuestra norma, de cara a la imprenta y de cara a su rápido envío. Advertimos, además, que hemos tomado las oportunas disposiciones con el impresor para que de hoy en adelante los opúsculos sean impresos ((**It6.837**)) con tiempo y despachados antes del día 20 de cada mes; con lo cual se evitará todo retraso. Anunciamos, por último, que hemos seleccionado para el próximo año obritas, originales unas y traducidas otras, que, según esperamos, serán del gusto de los suscriptores, pues, al mismo tiempo que ofrecen temas recreativos y divertidos, abundan en útiles conocimientos. Para el mes de febrero salía de la tipografía de Paravía la obrita del Beato Leonardo de Porto Mauricio: El tesoro escondido, o sea prendas y excelencia de la santa misa, y una manera práctica y devota para oírla con fruto. (**Es6.631**))
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