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CAPITULO LXI
1861 -SU PRINCIPIO -NUMERO DE INSCRITOS EN LA PIA
SOCIEDAD -BUEN COMPORTAMIENTO DE LOS MUCHACHOS
-SANTAS INDUSTRIAS -CAZADORES Y PESCADORES DE
ALMAS -EL BUEN EJEMPLO DE DON BOSCO -EL SUEÑO DE
LAS CONCIENCIAS: DON JOSE CAFASSO, SILVIO PELLICO
Y EL CONDE CAYS; LAS CUENTAS EN CIFRAS,
PRESENTADAS POR LOS MUCHACHOS; ESPECTACULO
LASTIMOSO; UNA ESPLENDIDA MESA; EL AGUINALDO
GENERAL -REFLEXIONES ACERCA DEL SUEÑO
LOS inscritos en la Pía Sociedad de San Francisco
de Sales, a primeros del año 1861, eran
veintiséis, a los que se añadió el caballero
Federico Oreglia di Santo Stefano. Cuatro de ellos
eran sacerdotes. Vivían además en el Oratorio
otros dos sacerdotes y algunos seminaristas de
diversas diócesis, pero no pertenecían a la
Congregación. Alboreaba aquel año con buenos
auspicios para los alumnos de don Bosco. Don Juan
Bonetti escribe así en sus Cinco lustros del
Oratorio Salesiano:
<((**It6.813**)) un solo
corazón y una sola alma para amar a Dios y
consolar a don Bosco.
Era tan grande el empeño de todos en portarse
bien moral y religiosamente que, al fin de la
semana, cuando se leían públicamente las
calificaciones, otorgadas a cada cual por maestros
y asistentes, sucedía que rara vez se oía un
nueve, pues todos merecían diez, es decir, que
nadie daba motivo para la menor queja sobre
piedad, aplicación y conducta en clase, en el
dormitorio, en el patio y demás ambientes. El
nueve, es decir la calificación correspondiente a
una conducta casi óptima, era tan desestimado que,
cuando un alumno, más por ligereza que por maldad,
lo había merecido, lloraba a lágrima viva y de
ordinario ya no sacaba otro en todo el año.
La verdad sea dicha que a esta emulación y a
este envidiable estado de cosas, contribuyeron
varios hechos extraordinarios, de los que hablará
el biógrafo de don Bosco; pero desempeñaron
también un gran papel el celo y las industrias de
don
(**Es6.613**))
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