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((**Es6.612**) y se volverán más humanos con los católicos (en efecto, el Papa Gregorio XVI amonestó solemnemente al emperador Nicolás, reprochándole su persecución contra los católicos que, desde entonces, se suavizó mucho); y afirmaba que por fin los turcos abrazarían la fe católica>>. (Cuatro millones y medio de búlgaros súbditos de Turquía se convirtieron a la fe católica en noviembre de 1860.) Predicaba frecuentemente (así consta en la relación) que: <>. Añadía que <>. Se empezaba entonces la construcción de esta iglesia; y, a propósito de la misma, cabe decir que ella, sor Rosa, nunca quiso dar su voto favorable por los motivos mencionados; y cuando la familia religiosa decidió construirla, dijo que nunca iría a oír misa en aquella iglesia; lo cual sucedió, en efecto, pues murió pocos días antes de ser bendecida. ((**It6.811**)) Se lee en dicha relación: <>. Y hacia el fin de la relación se lee: la guerra futura que predecía, la anunciaba con expresiones enérgicas, diciendo: habrá una gran confusión de los pueblos contra los pueblos, con estrépito de armas y tambores; añadía qué sobrevendrían grandes males a Italia, a la que compadecía a menudo, indicando que sus palabras se referían especialmente a esta nación; que Austria, Rusia y Prusia se aliarían contra los rebeldes, y esta última se sometería a la Iglesia. Anunciando su muerte decía de sí misma que <>. Lo cual se cumplió en todos sus pormenores. Repetía llorando que muchos pecados inundaban la tierra y amenazaban a Italia males espantosos; que no podía estar alegre, ni de buen temple; que si las religiosas hubiesen visto lo que ella sabía estarían tan doloridas como ella. Se sabe por otras personas informadas de todas sus predicciones 1 que decía a menudo que en las Persecuciones contra la Iglesia los curas y los frailes serían descuartizados como bueyes 2 y que, con su sangre, se regaría la tierra, especialmente la de Italia. 1 Hemos preguntado a un venerando religioso dominico, que trató durante varios años con sor Colomba Asdente, el cual nos aseguró que él mismo había oído mil veces de sus propios labios ora una, ora otra de dichas predicciones; pero no las decía una tras otra, sino con interrupciones; y que añadía ella, al ver que él no las prestaba fe: pues bien, usted mismo verá su cumplimiento en parte. 2 Las palabras que van en cursiva son totalmente suyas. (**Es6.612**))
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