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Domingo Savio y, al poco tiempo, se restañó la
sangre que salía de las encías y desapareció todo
dolor.
Añadió después algo muy importante:
-Hay entre nosotros algunos alumnos que, dentro
de unos meses, ya no estarán aquí... Hay uno...
que no se preocupa de ello. Procuraremos
prepararle el fardel, antes de que se marche.
También os diré que Castellano está en el paraíso,
pero Racca necesita mucho de nuestras oraciones>>.
Hemos mirado las fichas necrológicas del
Oratorio y encontramos que, en el mes de abril de
1861, murieron dos alumnos y uno de ellos casi de
repente.
Don Bosco escribía a la condesa de Camburzano,
que invernaba en Niza, sobre la celebración de la
Navidad del Señor de la siguiente forma:
Benemérita Señora:
He recibido su apreciada carta llena de
sentimientos cristianos, que me sirven para
infundir fe y valor a mi pobre alma y a la de mis
muchachos.
He rezado y he hecho rezar por las intenciones
del señor marqués de Massoni. Su determinación es
buena por sí misma, pero va acompañada de
espinosísimas circunstancias. Haga de esta manera:
examine si él reconoce en esto el bien del alma y
la gloria de Dios. Si le parece que sí, ponga por
obra la determinación; de lo contrario, suspenda
su ejecución.
((**It6.802**)) Hemos
celebrado nuestra fiesta de Navidad con gran
satisfacción. En la Nochebuena celebramos las tres
misas, la primera cantada por un centenar de
nuestros alumnos. Comulgaron más de seiscientos,
entre internos y externos. La función terminó a
las dos.
Que Jesús, Señor de las gracias, derrame sus
dones sobre usted y el conde Víctor y sobre toda
su familia y amigos, mientras con la mayor
estimación me profeso.
De V.S.
Turín, 26 diciembre de 1860.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
<>.
Invitados por don Bosco, iban a menudo al
Oratorio Obispos o
(**Es6.605**))
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