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y necesitan de todo, particularmente guardarse del
frío en la estación del invierno que se avecina.
Cualquier prenda de vestir o de ropa blanca,
mantas, sábanas, camisas, gabanes, chaquetas,
pantalones, zapatos, aunque deteriorada y rota,
será recibida con la mayor gratitud. Cualquier
trapo, cosido con otro, nos sirve para guardar del
frío a un muchacho pobre.
Con este favor S. E. prestaría auxilio también
a algunos muchachos, enviados por este Ministerio
a esta casa, y el suplicante aceptaría de buen
grado a otros que le fueren recomendados por Su
Excelencia.
Con plena gratitud y esperanza se profesa,
Su
humilde y seguro servidor 1860.
JUAN BOSCO, Pbro.
El Ministro satisfizo su petición.
MINISTERIO DE LA GUERRA
Turín, 5 de diciembre 1860
Dirección general de la Administración militar,
N.° 7.818
Este Ministerio, conmovido ante la petición que
usted presenta, para que le sea suministrada ropa
con que atender ((**It6.776**)) a los
pobres internados en ésa, ha dado las oportunas
disposiciones al almacén de mercancías, para que
le sean entregadas las piezas que se indican al
margen.
Puede por tanto proceder a recogerlas,
depositando recibo al Director de dicho almacén.
Por
el Ministro
INCISA
Pantalones de paño usados, 304.
Chaquetas afelpadas, 100.
Camisas de algodón, 107.
Pares de calcetines lana, 1.000.
Pares de zapatos, 150.
Mantas lana fuera de uso, 140.
Mantas grises usadas, 40.
El recibo, con el testimonio de agradecimiento,
va firmado por el Prefecto, don Víctor Alasonatti.
Pero, además de la ropa, era necesario el pan
que nunca faltaba a los muchachos, porque Dios les
socorría hasta de manera prodigiosa.
El jovencito Francisco Dalmazzo, de quince
años, natural de Cavour, había cursado sus
estudios en el Colegio de Pinerolo y aquel año
había sido aprobado para pasar al curso de
Retórica. Nos dejó
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