((**Es6.570**)
-Póngame a prueba, decía el joven, y verá cómo
soy capaz de soportarlo todo.
((**It6.755**)) -No lo
lograrás, te lo repito.
-Póngame a prueba.
-Pues bien, te tomo por la palabra, añadió don
Bosco.
-íAcepto!
A partir de aquel momento, don Bosco no le dijo
nada que aludiese a aquella especie de desafío;
pero cuando fue a Buttigliera para saludar a la
Condesa bienhechora de siempre y pasar allí el
día, lo sometió a prueba.
Había una mesa suntuosa preparada en una
magnífica sala para don Bosco y los más notables
de la compañía, y el joven Suttil, habilísimo
pianista, comenzó a tocar algunas piezas
difíciles, tan estupendamente que obtuvo grandes
aplausos.
Llegó la hora de la comida. El grueso de la
comitiva tenía su puesto preparado en una sala de
la planta baja.
Suttil solía sentarse a la mesa de honor.
Mandóle llamar don Bosco y le dijo:
-Escucha: necesito que tú, que eres hombre de
juicio, me hagas un favor. Vete abajo, asiste a
los muchachos; díles que coman con libertad, pero
que no alboroten ni se excedan en la comida y en
la bebida. Si tú estás con ellos, yo quedo
tranquilo. Y tú comerás con ellos.
Suttil no respondió palabra y bajó las
escaleras. Estaba serio; se sentó a la mesa, pero
pronto se levantó y se paseaba arriba y abajo por
entre las mesas, mientras los chicos comían
alegremente. Se esforzaba por aparentar
tranquilidad; pero no pudiendo ya ocultar la
tristeza y el despecho que le agitaban, salió al
patio y siguió paseando solito.
-Qué le pasará a Jerónimo? -decíanse unos a
otros los muchachos-.Estará enfermo? Habrá tenido
algún disgusto? íNo es el de siempre!
((**It6.756**))
Terminado el banquete, bajó don Bosco con los
otros señores y se mezcló con los muchachos, los
cuales le contaron que Jerónimo no había comido y
estaba triste. Acercósele don Bosco.
-Qué te pasa, querido? Te han hecho algún
agravio los compañeros? Estás malo?
Suttil no contestaba, pero después de unas
cuantas preguntas más de don Bosco, haciendo un
esfuerzo salió con estas palabras:
-Se lo digo con franqueza: el verme excluido de
la compañía de sus acostumbrados comensales, ha
sido para mí un golpe demasiado fuerte.
(**Es6.570**))
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