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y después se saldrán y serán una carga para los
Obispos y tal vez también de poca edificación para
el pueblo.
V. El éxito o, mejor dicho, el porvenir de una
Congregación, cualquiera que ella sea, depende de
sus comienzos. Si, actualmente, no se ve de hecho
una separación entre seminaristas y los demás
jóvenes, si no hay normas fijas para unos y para
((**It6.725**)) otros,
si la misma Congregación no tiene su Noviciado y
estudios separados del resto y no tiene normas y
reglas especiales para su formación en el espíritu
del Instituto, no puede esperarse ni una durable
existencia, ni un éxito feliz.
VI. Lo que se dice acerca de los votos no es
suficiente, especialmente sobre la pobreza; por lo
cual nacerán naturalmente dudas.
En cuanto al régimen de la Congregación, a las
atribuciones del Rector Mayor, de los Superiores
locales, Consejeros, Prefectos, etc., no se ve la
cosa clara y resulta difícil entender bien la
armonía, la unión, la dependencia, el género de
administración, etc.; igualmente tampoco está
bastante claro el método de elección del Rector
Mayor y de los otros que deben dirigir y gobernar
las casas, es decir los colegios.
ANTONIO MARIA
DURANDO, Pbro.
Visitador de los
Sacerdotes de la Misión
No era, pues, muy favorable la opinión del
Padre Durando. Mientras el Arzobispo sólo había
encontrado una observación que hacer, él no
aprobaba el conjunto de las Reglas. Pero el santo
y docto lazarista 1 no comprendía el espíritu, el
pensamiento, la actuación de don Bosco. No se
trataba de una Orden religiosa, sino de una
Congregación que, de acuerdo con las necesidades
de los nuevos tiempos, debía tener una forma
especial. Pío IX había reconocido esta necesidad.
Don Bosco admitía la importancia de un noviciado,
pero dentro de los límites de lo posible. Y la
educación religiosa que se impartía a los
clérigos, no se podía calificar de inferior a la
que se da en cualquier noviciado fervoroso; por
eso los que entonces salieron del Oratorio para
ingresar en la diócesis no eran una carga, sino
una valiosa ayuda para los Obispos. Más aún, las
virtudes y el ejercicio, que adquirían conviviendo
con los jóvenes, los adiestraban para regir una
población. Daremos otras razones y explicaciones
siguiendo el desarrollo de la narración. Desde
luego don Bosco ((**It6.726**)) tenía
que hacer alguna añadidura o corrección a los
artículos, y volvía a meditar a menudo sobre este
trabajo. Su ideal era el que describe el
Eclesiástico: Filii sapientiae ecclesia justorum,
et natio illorum obedientia et dilectio (Los hijos
de la Sabiduría son congregación de justos y su
linaje es obediencia y amor)2.
1 Llámanse lazaristas o paúles a los socios de
la Congregación de sacerdotes de la misión,
fundada por San Vicente de Paúl en 1625. (N. del
T.)
2 Ecles. III, 1.
(**Es6.547**))
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