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Los mayordomos le preguntaron cuánto quería
cobrar por los honorarios y don Bosco respondió
que, por ser tan pobre la capilla, no pedía nada.
Invitáronle después de la función a tomar un vaso
de vino en su compañía y don Bosco, siempre
dispuesto a condescender, contestó sonriente:
-íPor un vasito, estoy aquí!
Fue la comitiva a ((**It6.713**)) casa de
uno de los mayordomos, donde ya tenían preparados
pasteles, dulces y botellas de buen vino. De allí
pasaron a casa de otro mayordomo, donde también se
repitieron los dulces y los vinos. Por último toda
la comitiva de los principales personajes de la
población entró en una gran sala, en cuyo centro
había una mesa ricamente preparada. Don Bosco hizo
señal de querer hablar y con su natural aire
bonachón exclamó:
-Yo creía que trataba con gente pobre, pero me
doy cuenta de que sois ricos. Os ruego, pues, que
me deis la limosna que acostumbrabais entregar al
predicador de san Roque en años anteriores; no es
justo que yo deje de pedir un socorro para mis
hijos pobres.
-Riéronse todos por la ocurrencia y se la
dieron al momento.
Habíase constituido una Comisión para el
funeral de trigésima de don José Cafasso en san
Francisco de Asís, y en poco tiempo recogió cinco
mil liras. Había dos pareceres para la oración
fúnebre: unos se inclinaban por el canónigo
Giordano y otros por don Bosco. Prevalecieron los
últimos, dado que el Superior del Oratorio de
Valdocco había conocido al difunto desde joven y
lo había acompañado durante toda su vida.
Refiere don Domingo Ruffino: <>Durante toda la mañana se celebraron muchas
misas y fueron muchísimos los fieles que se
acercaron a recibir la sagrada eucaristía en
sufragio de aquella alma bendita. Acudieron
también los alumnos del Oratorio y comulgaron.
Cantó la misa el canónigo Anglesio. Asistían al
funeral trescientos sacerdotes que, revestidos de
roquete, formaban dos filas ((**It6.714**)) a lo
largo de toda la iglesia, desde el presbiterio
hasta la puerta. Hubo música escogida del maestro
Rossi que dirigió él mismo la gran orquesta.
Acudió una gran muchedumbre de toda la ciudad.
Después del Santo Sacrificio pronunció don Bosco
la oración fúnebre y muchos lloraron con él.
Escogió como tema las
(**Es6.538**))
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