Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.530**) Ilustrísimo y Reverendísimo Señor: Iré con mucho gusto en su compañía a Giaveno, pero creo que se logrará poco. La razón fundamental es ésta: don Bosco fue inspeccionado dos veces y, por consiguiente es sospechoso para el Gobierno. El Ayuntamiento quisiera desligarse del compromiso, contraído primeramente con don Bosco por aquella especie de ofrecimiento, y desearía hacerlo bien. Y aun cuando yo fuera a Giaveno y se me confiara el Seminario, por ser éste el parecer de mis Superiores, estaríamos tal vez chocando continuamente con todos los que, etc. ((**It6.703**)) He juzgado prudente manifestarle este pensamiento, quedando, empero, siempre dispuesto a hacer todo lo posible para favorecer a usted en cuanto le pareciere ser para mayor gloria de Dios y salvación de las almas. Con la máxima estimación y gratitud, me profeso de S.S. Ilma. y Rvdma. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. El 27 de julio partió don Bosco de San Ignacio, acompañado de sus tres clérigos, para obedecer a la invitación del canónigo Vogliotti de ir con él a Giaveno. Pero no fue posible llegar a ninguna conclusión, porque los señores del Consejo Municipal se mantuvieron firmes en no introducir cambios en el convenio propuesto, aduciendo como causa las estrecheces económicas. Entonces, don Bosco rompió toda negociación. El día 29, domingo, don Miguel Rúa era ordenado sacerdote por monseñor Balma, en Caselle, en la casa de campo del barón Bianco de Barbania, llamada <>. En la capilla de este ilustre bienhechor, íntimo amigo de don Bosco, ayudaron al sagrado rito los clérigos Durando y Anfossi. El día 30 de julio celebró don Miguel Rúa en el Oratorio, sin ninguna solemnidad, su primera misa, y por la noche, después de las oraciones, dirigió la platiquita en lugar de don Bosco; manifestó su emoción, su agradecimiento por los alegres agasajos y suplicó a todos pidieran por él a Jesús y a María, para que le ayudaran a llevar dignamente el peso que suponía para él su nueva condición de sacerdote. En efecto, durante todo el día habían estado los alumnos continuamente a su alrededor para besarle afectuosamente la mano. Este acto de atenta cortesía y obligado respeto, dio ocasión entre los clérigos a una cuestión acerca de la costumbre de besarse recíprocamente en determinadas circunstancias. Refiere la crónica: <((**It6.704**)) don Bosco, que regresaba a casa, y éste respondió: (**Es6.530**))
<Anterior: 6. 529><Siguiente: 6. 531>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com