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dichosísimo de poder cooperar de aquel modo mucho
mejor al bien de la Archidiócesis, pero no sin
ciertas reservas prudentes, como más adelante
veremos.
Suspendió, por consiguiente, las negociaciones
con el Colegio de Cavour, dejando su reanudación
para más adelante, pero tuvo que aguardar durante
más de un mes la respuesta del Ayuntamiento de
Giaveno, sin la cual no era conveniente tomar una
determinación definitiva. Llegó ésta por fin a la
Curia con un plan de convenio por escrito, tal y
como había pedido don Bosco al Alcalde. Lo examinó
el canónigo Vogliotti y lo envió a Lanzo, donde
estaba don Bosco. Este lo devolvió con las
siguientes advertencias:
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Rector:
He leído atentamente la respuesta, o mejor
dicho, el proyecto del Ayuntamiento de Giaveno, y
aunque veo la buena voluntad de éste y yo, por mi
parte, estoy dispuesto a hacer quidquid valeo
(todo lo que puedo), sin embargo, no puedo asumir
y garantizar todas las cargas, que se quieren
imponer con la cantidad de mil liras.
Lo único que me parece factible, y en lo que yo
pondría cuanto puedo en el Señor, es estudiar la
manera de montar un seminario únicamente para
muchachos que aspiran al estado eclesiástico;
((**It6.702**)) y,
renunciando a toda negociación con dicho
Ayuntamiento, quedar plenamente libres para el
profesorado, limitándonos a algunos titulados.
Las determinaciones tomadas sobre este punto me
parece que se pueden ensayar por un año, y ver lo
que querrá disponer de nosotros la divina
Providencia. El viernes, día 27 del corriente,
estaré de vuelta en Turín, y me apresuraré para ir
a verle.
Concédale Dios salud y gracia y créame, como
con gratitud me profeso.
De su Señoría Ilustrísima y Reverendísima.
Lanzo, 18 julio, 1860.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
El canónigo Vogliotti, que, por amor a la paz,
temía chocar con el Ayuntamiento, si las
negociaciones no llegaban a buen término, resolvió
trasladarse personalmente a Giaveno, e intentar
llegar por todos los medios a una conclusión
favorable para ambas partes. Era un paso
necesario, porque el Ayuntamiento ya había hecho
una solicitud formal al Ministerio de Instrucción
pública para la cesión de aquel edificio escolar,
apoyado por el Ministro de Gracia y Justicia. Se
decía que ya estaban redactados los necesarios
decretos. Escribió, pues, a don Bosco, invitándolo
a que le acompañara en su viaje a Giaveno. Y don
Bosco contestó:
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