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al contrario, socorría, si se lo pedían, a los que
le habían causado algún daño o le habían
injuriado. Y decía a quienes protestaban por los
malos tratos que recibía, y se manifestaban
dispuestos a tomar represalia:
>>-Noli vinci a malo, sed vince in bono malum
(no te dejes vencer por el mal, sino vence tú al
mal con el bien).
>>Este ejercicio de mansedumbre, llevado hasta
el heroísmo, era la causa de su profunda,
constante tranquilidad de ánimo, que le impelía a
hacer siempre cada cosa como si no tuviese otra
que hacer; era el secreto para salir bien en todo
lo que emprendía, despertando maravilla en todos
los que lo conocían. Manteníase imperturbable, no
sólo ante las oposiciones y censuras, sino también
ante las alabanzas, que suelen posesionarse del
espíritu con sus halagüeños atractivos. Un día,
estando nosotros presentes, exclamó:
>>-Hablad en hora buena de mí como os cuadre,
bien o mal, con tal de que sea para bien de alguna
alma. De esta manera, lo mismo la alabanza que el
vituperio, serán siempre de mi mayor gusto>>.
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