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((**Es6.506**) -Quiere usted decir tal vez que yo le imputo hechos inexistentes y que soy un mentiroso y calumniador? -Yo no digo eso, puesto que Su Excelencia relata refert, refiere lo que le han contado; pero, si lo que le contraron no es verdad, por su propia naturaleza tampoco son verdaderos los hechos que le contaron. En este caso la calumnia recae en desdoro de quien la hizo y no del que la recibió de buena fe. ((**It6.673**)) -Convénzase de que nuestros empleados son personas honradas, incapaces de decir una cosa por otra. Y son éstos quienes le acusan. -Y sin embargo, se han equivocado. -Entonces, usted se atreve a acusar al Gobierno de tener a su servicio personas sin honor, capaces de falsas y calumniadoras denuncias. -No digo eso; sólo afirmo que se dijeron falsedades sobre mi persona. -Pero, en resumidas cuentas, señor Abate; hablando así, usted censura a los funcionarios públicos y privados, censura al mismo Gobierno, y yo le invito a corregir sus expresiones. -Cambiaré de opinión y corregiré mis afirmaciones, si Su Excelencia me demuestra que yo no he dicho la verdad. -No es propio de un buen ciudadano censurar y calumniar a las autoridades públicas. -Perdone, señor Comendador; no es mi intención censurar a ninguna Autoridad, sino únicamente decir la verdad, con la sinceridad de un hombre honrado, que se defiende contra falsas acusaciones y con el valor del buen ciudadano, que pone sobre aviso al Gobierno, para que no se deje arrastrar a formar juicios y a cometer actos injustos contra súbditos fieles, infamándolos ante la gente. Pues bien, a fuer de hombre honrado y buen ciudadano, debo decir, y siempre lo diré, que declararme autor de artículos de periódicos, que yo ni siquiera he imaginado, llamar a mi casa de beneficiencia lugar de reuniones revolucionarias, hacerme pasar por corresponsal de los enemigos del Estado, todo esto es calumniarme. Semejantes acusaciones son puras invenciones de hombres malvados, denunciadas para engañar a las autoridades e impulsarlas a cometer disparates garrafales con desdoro de la justicia y de la libertad. ((**It6.674**)) La franqueza de expresión de don Bosco impresionó a Farini, el cual, asombrado y al mismo tiempo pesaroso, pensó que debía amedrentarlo tomando un tono autoritario y un ceño amenazador, y continuó: (**Es6.506**))
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