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CAPITULO XLVIII
MALICIOSAS INTERPRETACIONES DE LA PRENSA DIARIA
CON PERJUICIO PARA EL ORATORIO -DON BOSCO NO ES
RECIBIDO EN LAS OFICINAS DEL MINISTERIO -VALOR Y
CONFIANZA EN DIOS -LARGA Y PACIENTE ESPERA EN LA
ANTESALA DEL SECRETARIO GENERAL -DON BOSCO ES
ADMITIDO A LA AUDIENCIA POR EL SECRETARIO:
DESCORTESIA Y FORZADA DEFERENCIA -MAS ALUMNOS
RECOMENDADOS POR EL MINISTERIO
EL Arzobispo de Pisa se veía libre de angustias,
pero no así don Bosco. En tiempos normales era
lógico esperar que la declaración enviada al
Ministerio y la aceptación de tantos huérfanos,
recomendados por él mismo, podían dar seguridad al
Gobierno e inducirlo a suspender las molestias
contra el Oratorio. Pero no cabía esta esperanza
en aquellos tiempos, por las diarias instigaciones
y violentas arremetidas de la prensa malvada, que
inventaba y difundía libremente las más extrañas
acusaciones y se esforzaba para descarriar la
opinión pública y azuzar a las autoridades civiles
contra el Oratorio. De este modo encendían también
las depravadas pasiones del pueblo. Un día cruzaba
don Bosco la plaza Saboya, acompañado del joven
Garino, cuando se encontró con dos personas, que
le espetaron insolentemente a la cara:
-A estos curas, hay que colgarlos a todos.
Don Bosco sonriendo les contestó:
-Cuando tengan vuestros méritos para ello.
No faltaban escritores sensatos que ponían en
evidencia ((**It6.663**)) la
ridiculez de semejantes acusaciones y la
injusticia e insolencia de tan absurdos ataques, y
hubo varios periódicos que salieron en defensa de
la verdad y la justicia; pero los diarios
sectarios, como obedeciendo a una consigna,
disimulaban las razones y las defensas e iban
repitiendo sus calumnias, estimulando al Gobierno
a acabar con el Oratorio y, por desgracia, dado el
carácter de los hombres que tenían en sus manos la
dirección del Estado, no se podía esperar mucho de
su equidad. Como ellos no estaban plenamente
seguros del triunfo de la causa que defendían
sobre la futura suerte de Italia, se dejaban
engañar con facilidad por sus agentes y veían a
menudo enemigos y
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