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((**Es6.481**) imprevistos, le hicieron comprender que la tempestad que se cernía sobre el Oratorio no se había disipado todavía. Volvió, pues, al Oratorio persuadido de que iba a tener que arrostrar otras, y acaso más duras pruebas. Ante la obstinada insistencia de sus enemigos, comenzó a reflexionar sobre las futuras posibles complicaciones, y se sintió angustiado. -Qué va a ser de mí y del Oratorio?... Querrá el Señor permitir, al menos por ahora, su destrucción? Y no lograba aclarar aquella obscuridad. No es que dudase del éxito de su misión; pero Dios permitía aquella turbación para que se comprendiera que sólo de El le venía toda fuerza. Sin embargo, el recuerdo de las palabras, que le había dicho el canónigo Anglesio cuando el primer allanamiento, le producían gran alivio; y brillaba en su rostro siempre la paz, lo que constituía para don Miguel Rúa una señal inequívoca de que sus fastidios habían llegado a su estado más álgido, cuando añadía la broma a la sonrisa. En estas circunstancias solía preguntar sobre una u otra historieta. Decíale a uno: -Cuéntame la historia de Gianduya. Y a otro: -Cuéntame tú la de la torre de la Casa Consistorial. Y a otros: -Tenéis noticias de Garibaldi? Y se reía. ((**It6.641**)) También hubiera podido decir: -Qué hace Su Excelencia Farini? Risum teneatis amici (aguantad la risa, amigos). Desde el quinto negociado del Ministerio de Gobernación seguían llegándole por aquellos mismos días cinco recomendaciones para que aceptase en el Oratorio a muchachos pobres y abandonados. El 20 de junio recibía por correo una petición hecha al Ministro en favor del niño de diez años Lorenzo Quaranta, natural de Vernante, y huérfano de padre y madre, al pie de la cual estaba escrito: <>. Este documento lleva el número mil setecientos setenta. El 25 y el 29 de junio, y señaladas con los números 1.823 y 1.874, le enviaban otras dos solicitudes. Una la presentaba G.B. Guglielmetto, nacido en Susa en 1848, y que había perdido a su padre en un accidente ferroviario; la otra escrita por José Gallo, de doce años de edad, natural de Collereto Castelnuovo (Ivrea) el cual deseaba aprender un oficio en la escuela de don Bosco. (**Es6.481**))
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