((**Es6.47**)
La Dirección tiene gran esperanza de que la voz
del Padre común de los fieles será escuchada
también por nosotros y nos servirá de consuelo a
nosotros y a vosotros, beneméritos suscriptores y
amables lectores, para perseverar en la santa
empresa de dar a conocer cada vez más estas
publicaciones populares, industriándonos para que
se difundan por donde todavía no se conocen.
Recibiréis también un ejemplar de la circular
de su eminencia reverendísima el Cardenal Vicario
en favor de las Lecturas Católicas.
La bendición del Sumo Jerarca de la Iglesia os
colme a todos de gracias y favores del cielo, como
de todo corazón os deseamos, mientras tenemos el
gusto de podernos profesar con gratitud.
Turín, 15 de septiembre de 1858
Por la Dirección
JUAN BOSCO, Pbro.
Y he aquí la circular:
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor:
Es un hecho innegable que los hombres perversos
trabajan con todo su ahínco para desmoralizar los
pueblos, tenerlos preparados para secundar sus
pésimos planes y así alcanzar sus intentos.
((**It6.46**)) Para
esto acuden a diversos medios, entre los cuales
les resulta muy eficaz la difusión de libros e
impresos corruptores y a menudo contrarios a los
dogmas de nuestra santa religión. El daño no está
al descubierto, sino a la sombra de una sutil
hipocresía, bajo la dorada capa de un estilo
elegante y ameno, y haciendo alarde de tratar
temas tan interesantes y atrayentes que
rápidamente llegan a manos de muchísimos incautos
de todas las clases sociales, los cuales beben de
este modo casi inadvertidamente el veneno que tal
vez les acarree un daño irreparable.
Y esto no sucede sólo en las grandes ciudades,
sino también en los más humildes y remotos
lugares, donde la antigua costumbre de pasar algún
rato, especialmente en la estación invernal,
leyendo trozos de la Historia Sagrada o de otro
libro bueno y religioso, queda substituido por la
lectura de librejos lascivos e inmorales.
Pero nunca ha sucedido que los buenos católicos
no hayan intentado oponerse a los esfuerzos de los
impíos. Efectivamente, para combatir el grave mal
que acabamos de mencionar, se ha organizado una
sociedad de doctas y piadosas personas
eclesiásticas o seglares, que se proponen impedir
los desórdenes, que hemos de lamentar al presente,
mediante la publicación mensual de libritos con el
título de Lecturas Católicas que, por sus variados
temas y su estilo sencillo, agraden y estén al
alcance de todos. El único fin de estas Lecturas
es el de conservar en el ánimo de los católicos la
integridad de la fe, la santidad de las costumbres
y aumentar en ellos el amor y respeto sincerísimo,
que se debe a la sagrada persona del Sumo
Pontífice Padre universal de todos los fieles, así
como también unirlos más y más a sus obispos.
Su Santidad el Papa, atento siempre al bien de
todos y ampliamente informado del bien conseguido
con estas Lecturas Católicas en los lugarse donde
se han abierto paso, ha aprobado y alabado la
piadosa iniciativa de introducirlas también en los
Estados Pontificios y, con este fin, me ha
autorizado a invitar a los Arzobispos y Obispos de
esos mismos Estados a ayudar y sostener tan
laudable empresa difundiéndola (**Es6.47**))
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