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amplias, y decidió, además de instalar las
escuelas elementales, instituir en el antiguo
Seminario un colegio o escuela municipal ((**It6.606**)) de
bachillerato y confiar la dirección a don Bosco.
La propuesta fue hecha a fines de mayo, y don
Bosco dio cuenta de ella a la Curia. El canónigo
Vogliotti, que buscaba cómo concertar una
transacción para conciliar la posesión de aquel
edificio eclesiástico con los deseos y ambiciosos
planes del Ayuntamiento, mandó llamar a don Bosco.
Después de exponerle el estado de la situación, le
aconsejó, haciéndole por su parte amplias
promesas, que no rehusara aquel encargo. Don Bosco
no puso dificultades, pues se trataba del bien de
la diócesis, y aseguró al canónigo que, si las
condiciones para el convenio, ofrecidas por la
Junta Municipal de Giaveno, eran aceptables,
discurriría la manera de cumplir sus deseos.
Escribió entonces don Bosco al alcalde de
Giaveno pidiendo que el Ayuntamiento formulara un
convenio y determinara la tasa con la que pensaba
cooperar para el establecimiento del nuevo colegio
en beneficio del pueblo. Pero no había renunciado
todavía al proyecto de Cavour.
Estaba impaciente el canónigo Vogliotti por
obtener una respuesta sobre el resultado de las
diligencias, y don Bosco le contestó con un
pliego, cuyo contexto puede deducirse de la carta
del Rector del Seminario de Turín. En ésta, como
en todas sus otras cartas, don Bosco defiende
siempre la causa de sus queridos hijos.
Benemérito Señor Rector:
Ante todo le doy las más rendidas gracias por
cuanto ha hecho y está usted dispuesto a hacer en
favor de estos jovencitos. Tocante al clérigo
Berutto, no hubo más acuerdo que el de que yo
tendría conmigo a Ruffino y usted haría la misma
caridad asignando pensión gratuita para Berutto en
el Seminario de Chieri.
Aquí nunca estuvo en condiciones de pagar ni
una perra chica, por lo que siempre estuvo gratis
y a gusto por su enorme y buena voluntad. ((**It6.607**)) Una tía
suya se cuidaba y sigue cuidando de su ropa. Si es
absolutamente imposible concederle pensión
totalmente gratuita haga usted cuanto esté de su
parte, y yo supliré después en lo que no se pueda
prescindir.
Esperaré la contestación sobre Giaveno antes de
comprometerme con Cavour. Gracias por la casulla
verde que nos promete; nosotros estamos sin un
ochavo.
Hasta el presente no he puesto el pie en la
cárcel. Su señoría y el Vicario General cuiden de
hacer lo mismo.
Con el mayor aprecio y gratitud, me ofrezco a
usted en lo que puedo.
De V.S.Ilma.
Turín, 5 de junio de 1860.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es6.456**))
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