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ropa, zapatos y otros objetos personales, y él, de
ser así, hablaba o escribía a alguna rica dama
para que le proveyese. Para otros muchachos o
clérigos, el mismo don Bosco buscaba protectores
que abonasen por ellos alguna pensión también en
el Seminario.
>>Cuando encontraba a un muchacho afligido por
una grave enfermedad o por la muerte de su padre,
lo consolaba diciéndole:
>>-De hoy en adelante, yo te haré de padre.
>>Y a un clérigo ya inscrito en la Pía
Sociedad, que hecho un mar de lágrimas y siendo ya
huérfano de padre fue a anunciarle el
fallecimiento de su madre, le calmó con estas
palabras:
>>-No lo dudes, la Congregación será tu
madre>>.
íBendito don Bosco! Su caridad recreaba al
espíritu, alimentaba al alma, nutría y daba
fuerzas al cuerpo, de modo que pueden referirse a
él las palabras de los Proverbios: -El corazón del
sabio está atento a su boca, y aumenta el saber de
sus labios. Palabras suaves, panal de miel: dulces
al alma, saludables al cuerpo. 1
1 Proverbios XVI, 23, 24.
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