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>>En el sermón de la tarde don Bosco se limitó
a narrar sencillamente la venida del Espíritu
Santo sobre los Apóstoles. Entre las muchas
personas ilustres que, después de la plática,
llegaron al Oratorio, hay que contar a dos
columnas de la Iglesia; el teólogo Margotti,
director de Armonía y el presbítero Ferrando,
director de Campanario. Después de las oraciones,
era tal la alegría de toda la casa que resonaba
sin parar por toda ella: íViva don Bosco! Los
jefes de dormitorios y del salón de estudio
concedieron amnistía general a todos los que
habían obtenido alguna nota deficiente. El júbilo
llegó al delirio. Nuestra alegría por el triunfo
era tanto mayor, cuanto que un traidor, que se
hacía pasar por amigo y frecuentaba la Casa, había
ido al Ministerio y había contado mil mentiras
contra don Bosco. Y el registro de inspección
había sido un humillante mentís para él.
>>Por la noche don Bosco contó cómo velan
nuestros santos protectores sobre nosotros, y
añadió:
>>-El rey de Nápoles vio en sueños a su madre,
la venerable María Cristina de Saboya, la cual le
dijo: -íAnimo! Nápoles está tranquila; tú, hijo
mío, ayuna rigurosamente mañana que es viernes-.A
la mañana siguiente, lleváronle según costumbre el
café con leche, pero no quiso tomarlo. Volvieron a
llevárselo más tarde ((**It6.588**)) y lo
rehusó. Todos los de casa estaban extrañados y
alguno pareció preocupado por ello. Entonces el
Rey comenzó a sospechar y dijo:
>>-Acérquese aquí alguien que tome este café.
>>Al ver que todos rehusaban, diciendo que ya
habían desayunado, replicó:
>>-Llamad al farmacéutico.
>>Fueron a llamarle, éste se presentó. Mandóle
el Rey examinar químicamente aquel café. Obedeció,
y al poco rato volvió a decirle que había
encontrado dentro cierta dosis de veneno.
>>Dos días más tarde, como se hablara de las
gestas de Garibaldi en Sicilia, observó don Bosco:
>>-Si no interviene la mano de Dios o la fuerza
de una potencia extranjera, Nápoles no puede
sostenerse por sí misma.
>>El 28 de mayo llegó al Oratorio el Secretario
del cardenal Cosme Corsi, arzobispo de Pisa, para
visitar la Casa con el abad Tortone y prometió a
don Bosco que también vendría su Eminencia en
cuanto fuera puesto en libertad.
>>El 2 de junio recibía la ordenación
sacerdotal don Angel Savio, en la iglesia de las
Hermanas de San José, de manos de monseñor
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