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Grasselli pusiera sus ojos en aquel cesto y viera
un sobre de carta con el sello del Estado
Pontificio, gritó al instante:
-Esto para mí; nadie lo toque.
-íAtención, guardias!, añadió el Delegado, y
que no se escape nada.
Entonces el jefe, asistido por los colegas,
esperando encontrar alguna carta del Papa, comenzó
a mirar uno por uno los sobres de cartas, los
trozos de papel y todos los objetos, escarbando en
las barreduras y en el polvo, como quien busca un
tesoro. Con tal vil trabajo el pobre hombre se
ensuciaba su elegante traje, se le manchaba la
cara, que chorreaba sudor, y parecía uno de esos
andrajosos que andan rebuscando en las inmundicias
de la calle, con la esperanza de encontrar una
monedita con que comprar un trozo de pan para
matar el hambre.
-Lo siento mucho, dijo don Bosco.
-Qué siente?, preguntó Grasselli.
-Siento ver a uno como usted en tan vil oficio.
-Tiene razón; pero el empleo, el honor, el
deber...
-Les compadezco a ustedes, siguió don Bosco;
estoy convencido de que, si gozaran de libertad,
no se rebajarían de este ((**It6.562**)) modo.
En cuanto a mí les aseguro que preferiría trabajar
de barrendero, antes que ensuciarme así la ropa y
la persona. íY además, todo un abogado, un juez,
un funcionario del Estado, un hombre que obtuvo
honorablemente en la Universidad Real el
doctorado, tan distinguido en el decir de todos,
honra del foro y con una posición independiente,
verse ahora obligado a embadurnarse de esta
manera!...
-íEs verdad, es verdad...! íMaldita necesidad!
-íBasta ya!, replicó entonces el Delegado;
bueno será aligerar las cosas. Dénos, don Bosco,
los papeles que buscamos, y nosotros nos
marcharemos al instante.
-Tengan la amabilidad de decirme qué papeles
buscan en mi casa.
-Los que pueden interesar a la fiscalía.
-No puedo dar lo que no tengo.
-Pero usted puede negar que tiene papeles, que
pueden interesar a la fiscalía? Escritos, por
ejemplo, que conciernen a los jesuitas, a
Fransoni, al Papa?
-Voy a contestarles; pero díganme antes si van
a creerme.
-Le creeremos con tal de que nos diga la
verdad.
-Eso quiere decir que no están dispuestos a
creerme; por tanto, es inútil todo lo que yo
afirme.
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