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con exactitud año, mes y día, lo mismo de la
profecía que de su cumplimiento. Para dar una idea
más completa de este amadísimo hermano, añadiremos
que en el curso académico 1861-62, fue nombrado
profesor de religión para todos los cursos de
bachillerato; en el 1862-63 enseñó a los clérigos
Historia Eclesiástica, de la que tenía amplios
conocimientos: se preparaba la lección todos los
días, no subía a la cátedra por humildad, sino que
se mantenía en pie junto a ella; en el 1863-64
asumió el cargo de consejero ((**It6.496**))
escolástico, es decir, director de estudios en las
escuelas del Oratorio. En octubre de 1864 le envió
don Bosco a abrir y dirigir el colegio de Lanzo y
tuvo que dejar de redactar sus preciosas memorias
que comprenden un período de cinco años.
Don Juan Bonetti autor de Cinco lustros de
Historia del Oratorio Salesiano, ordenado
sacerdote en el 1864, de acuerdo con el padre
Ruffino, escribió una crónica de los
acontecimientos del Oratorio, sucedidos desde 1858
hasta otoño del 1863, fecha en la que también él
tuvo que dejar de hacerlo por haber sido enviado
como profesor al colegio de Mirabello. Todos
nuestros hermanos conocen la vasta doctrina
teológica del padre Bonetti, los altos cargos que
por la confianza de don Bosco y la estimación de
los Capítulos Generales ocupó; y los grandes
méritos que adquirió cooperando con don Bosco a la
dirección de la Pía Sociedad de San Francisco de
Sales y, del Instituto de las Hijas de María
Auxiliadora.
Ruffino y Bonetti son dos testigos dignos de
todo crédito; a su autoridad hemos acudido en los
capítulos precedentes. En adelante juntaremos en
una sus crónicas de forma que se completen.
Citaremos los nombres de los dos cronistas, cuando
los hechos referidos sean diversos, y nos
limitaremos a la Crónica cuando ambos coincidan. A
sus testimonios añadiremos los autorizadísimos de
don Miguel Rúa, monseñor Cagliero, y otros
veteranos sacerdotes y coadjutores de nuestra
Congregación. Por nuestra parte no omitiremos las
pruebas históricas de cuanto contemos.
Mientras tanto, reanudamos nuestro relato
siguiendo los pasos de los dos mencionados
manuscritos.
Escribe don Domingo Ruffino: <((**It6.497**)) hablaba
don Bosco de las dolorosas pruebas que amenazaban
a la Santa Sede y del estado político de Italia
cuando dijo: íAguardemos al mes de marzo! Los
muchachos, que no perdían una sola palabra de don
Bosco, esperaron con ansia el mes de marzo y
vieron confirmadas sus palabras con dos hechos.
>>El 11 y el 12 de marzo se invitó a las
poblaciones de Toscana y
(**Es6.375**))
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