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años siguientes, un verdadero modelo para los
demás, especialmente en su comportamiento en la
iglesia.
Para el mes de marzo estaba preparado el
ejemplar de las Lecturas Católicas: Isabel o la
caridad del pobre premiada, por M. D'Esoville.
Este número llevaba unida la carta pastoral del
Vicario General de la diócesis de Asti sobre las
funestas consecuencias de los malos libros. Era el
primer fascículo del octavo año.
La interesante narración expone las peripecias
de un chiquillo abandonado por su madre; vagabundo
y en la más triste miseria, es recogido y educado
por una pobre mujer, que ya ejercitó la misma obra
de caridad con otros niños huérfanos.
La mencionada pastoral del monseñor Antonio
Vitaliano Sossi, recomendaba la difusión de las
Lecturas Católicas con estas palabras:
Aprovechando la oportunidad de condenar y
prohibir la mala prensa, recomiendo a todos los
que quieren ocupar su tiempo libre en lecturas
aptas para enriquecer la mente con útiles
conocimientos, corregir y mejorar los corazones,
ayudar a las almas a adelantar en el conocimiento
de la verdad, en la práctica del bien y en el
servicio de Dios, recomiendo, repito, las Lecturas
Católicas, que se publican en Turín bajo la
dirección del piadoso y celoso educador de la
juventud, el sacerdote Juan Bosco. Dichosos los
pastores de almas que, extirpando de sus
parroquias la peste de los libros y diarios
irreligiosos, logren sustituirlos por las
edificantes y sanas Lecturas Católicas.
Asti, 10 de febrero de 1860.
A. V. SOSSI
Aprovechaba don Bosco esta circular para
anunciar un nuevo proyecto.
En el año 1859 había pensado formar una
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sociedad que le ayudara a oponerse a la difusión
de los libros malos con la mayor cantidad posible
de libros buenos. Con este intento escribió el
siguiente programa:
SOCIEDAD PARA LA DIFUSION DE LAS
LECTURAS CATOLICAS
Y OTROS LIBROS BUENOS
1. Esta sociedad tiene por fin la propagación
de las Lecturas Católicas en aquellos lugares y
entre aquellas personas donde todavía no se
conocen.
2. Cuando se posean los medios oportunos, la
sociedad se encargará de imprimir libros católicos
por su cuenta y los difundirá gratuitamente o
promoverá su venta al menor precio posible.
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