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Jesucristo, su Hijo, un medio fácil y seguro para
nuestra reconciliación. Este medio costó a
Jesucristo toda su sangre, a nosotros sólo nos
cuesta la buena voluntad de aprovecharnos de ella;
se encuentra en la confesión sacramental. Así nos
lo asegura la fe y, animados por ella, durante
todos los siglos de la Iglesia, siempre se han
aprovechado de ella los fieles de todo el mundo y
han sacado grandes ventajas.
Pero, íoh Dios mío! Cuántos infelices pecadores
no se aprovechan de este medio fácil y, en lugar
de reconciliarse con Dios, le ofenden y provocan
más su justicia a castigos cada vez mayores, a los
que seguirán otros mucho más espantosos por toda
la eternidad en el infierno.
íAh, cristianos! Cómo podremos mirar con
indiferencia la ruina de tantos hermanos nuestros
y dejar que se encienda cada vez más la ira de
Dios y aumentar día a día los castigos, incluso
temporales, contra ellos y contra todos nosotros?
Preferimos implorar la divina misericordia,
queremos aplacar su ira y satisfacer plenamente su
justicia? Avivemos nuestra fe...
Sigue luego don Bosco excitando más y más al
amor a Jesucristo y promoviendo la frecuente
asistencia a la santa misa.
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Compensaba ampliamente su celo y le causaba gran
alegría una carta de Pío IX respondiendo a la que
él le había escrito en nombre propio y en el de
todos sus alumnos a primeros de noviembre. El
glorioso Pontífice, sumamente agradecido al
testimonio de obsequio filial y fidelidad
inalterable, en un acto de insigne bondad,
contestó a don Bosco con fecha 7 de enero de 1860
con un Breve que será monumento imperecedero de la
benevolencia de Pío IX con el Oratorio. Tan pronto
como recibió don Bosco el precioso documento, lo
tradujo del latín al italiano y lo leyó después a
todos los alumnos reunidos, haciéndoles partícipes
de su satisfacción. La traducción del Breve fue
publicada en Armonía. 1.
1 Dilecto Filio presbitero JOANNI
BOSCO
AUGUSTAM TAURINORUM
PIUS P. P. IX
Dilecte Fili, salutem et
apostolicam benedictionem.
In litteris tuis, V Idus Novembris proximi
datis, novum invenimus eximiae tuae in Nos et
Supremam Dignitatem Nostram fidei, pietatis et
observantiae testimonium. Facile intelligimus,
dilecte Fili, qui tuus aliorumque ecclesiasticorum
hominum sit animi dolor in ingenti hoc Italiae
tumultu, rerumque pubblicarum conversione, ac
rebellione provinciarum quarumdam temporalis
nostri Status. Hanc, ut omnes norunt, externae
moverunt incitationes et machinationes, eamque
omni data opera fovent tuenturque. Accessit nunc
lucubratio sparsa in vulgus hypocrisi plenissima
ad homines simplices decipiendos, ad communem
christiani orbis in vindicando civili Sedis
Apostolicae Principatu consensum extenuandum.
Fides ipsa Italicae regionis adducitur in
discrimen: colluvies pravorum librorum et
ephemeridum non modo urbes, sed et pagos etiam
Italiae pervasit, nec subalpinis istis regionibus
tantum, sed et Hetruriae finitimis que provinciis
protestantes virus evomunt pravitatis suae,
scholis sive clandestinis, sive pubblicis
institutis; ad quas proemiis etiam adolescentes
pauperes student allicere. Verum
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