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puesto que él y muchos otros de sus conocidos la
tenían por viuda. Pero, cumplido el recado, hubo
de reconocer que don Bosco estaba realmente
iluminado por Dios, pues, la misma señora le
aseguró que estaba separada de su marido; y, muy
sorprendida por la esquela recibida, no puso
ninguna dificultad en reconocer que el hombre de
Dios le había escrito cosas absolutamente
verdaderas.
Algún año después aseguraba el conde al
caballero Federico Oreglia di Santo Stefano que
don Bosco nunca había conocido a aquella persona.
Otra cosa maravillosa de don Bosco era también
su constancia en la difusión de las Lecturas
Católicas.
La entrega ((**It6.31**)) para el
mes de julio llevaba el título: Vademécum del
Cristiano: avisos importantes acerca de los
deberes del Cristiano para que cada uno pueda
alcanzar la salvación en el estado en que se
encuentra. Turín, Paravía 1858.
AL LECTOR
Este librito se titula Vademécum del Cristiano,
porque puede servir de fiel compañero a todo el
que desea salvarse en el estado en que se
encuentra. La materia, que en él se contiene, no
es una instrucción razonada, sino únicamente una
colección de avisos adaptados a las diversas
condiciones de los hombres. Estos avisos han sido
sacados de la Biblia, de los Santos Padres, y
especialmente de las obras de san Carlos Borromeo,
san Vicente de Paúl, san Francisco de Sales, san
Felipe Neri y el beato Sebastián Valfré. Si estos
avisos acarrearon mucho provecho espiritual a las
almas que tuvieron la dicha de oírlos de labios de
estos gloriosos santos, hay motivo para esperar
que no quedarán sin fruto los que los lean
impresos. Recomiendo a los padres, a las madres, a
los párrocos y a todos los que se interesan por la
salvación de las almas, que, no sólo los lean,
sino que los hagan leer a los que están a su
cuidado. Si estos avisos se introducen en las
familias cristianas, no será ciertamente escaso su
fruto, lo mismo en lo espiritual que en lo
material; y pienso que podrán llamarse dichosas
aquéllas, en las que sean leídos y practicados.
Secunde Dios mis deseos y derrame abundantes
bendiciones sobre todos los que los leyeren, para
que sea copioso el fruto que espero puedan
producir a las almas por la gracia de Dios.
Afmo. en
Jesucristo
JUAN
BOSCO, Pbro.
Algunos de estos avisos sobre los deberes del
cristiano, eran generales para todos los fieles, y
otros especiales para los cabezas de familia y
para las madres, para los jóvenes, las muchachas y
las personas de servicio.
Donde se guarda íntegra la moralidad, no es
posible que languidezca la fe y triunfe la
herejía. (**Es6.35**))
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