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Un clérigo estaba atormentado por los
escrúpulos, dudando si podía o no, comulgar; le
parecía por un lado que podía acercarse a la mesa
eucarística y, por otro, temía cometer un
sacrilegio. Esperaba una noche su turno para
confesarse con don Bosco en el coro de la iglesia
de san Francisco de Sales. Como no había más luz
que la de la lámpara, quedaba el coro envuelto en
la penumbra. Con ella era ciertamente imposible
que don Bosco distinguiera, ni aun a corta
distancia, a ninguno de los numerosos muchachos
arrodillados en su derredor. El clérigo,
angustiado por su pesar interior, no podía
aguantar pensando en su confesión, cuando he aquí
que de repente se le ocurrió una idea: -íCuánto me
alegraría que don Bosco leyera en mi corazón y me
llamara antes de confesarme, me dijera que
estuviese tranquilo y me mandara comulgar mañana
sin confesarme! íSería una señal segura de que las
cosas de mi alma marchan bien! Yo no me
preocuparía de mis inquietudes y quedaría curado.
((**It6.457**)) Seguía
arrodillado ante el confesonario y todavía no le
llegaba su vez; pero, apenas terminó este
soliloquio interior, sintió que una mano tocaba
suavemente su hombro, se levantó y oyó la voz de
don Bosco que le susurró al oído, como
respondiendo a su pensamiento: -Vete en hora buena
a comulgar mañana por la mañana, sin confesarte y
queda tranquilo.
El clérigo obedeció y desde aquel día, no
padeció más de escrúpulos.
Pero no sólo durante el 1861 sucedieron
maravillas parecidas a éstas; toda su vida estuvo
entretejida de hechos prodigiosos semejantes. Don
Joaquín Berto escribió la siguiente página:
<>Como todos sabíamos por experiencia que él
poseía luces sobrenaturales, obedecían ciegamente
a una señal o a una palabra suya. De esta manera
lograba librar de escrúpulos a muchos jovencitos.
Si a lo largo del día se encontraba con alguno de
ellos, le decía al oído: -Te mandé esta mañana a
comulgar sin confesarte porque vi que tu
conciencia estaba limpia. O bien: -Lo que querías
confesar no es pecado.
>>Yo mismo soy testigo personal de estos
hechos, pues los he experimentado varias veces y
los oí contar a algunos compañeros míos, cuyo
nombre callo por prudencia>>.
Más de uno puede preguntarnos al llegar a este
punto, si todos
(**Es6.347**))
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