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Como no era prudente por aquellos años lanzar
este grito, mientras el Papa era amenazado y
atacado, él lo escribía con las cabezas de sus
chicos. Otras veces formaba un VIVA MARIA, o bien
un VIVA SAN LUIS. Aún en 1861 realizó todavía este
juego; pero un día en que los chavales le
aguardaban ansiosos para continuarlo, él se puso a
pasear bajo los pórticos, habló con unos y con
otros, y por fin se retiró a su habitación. Desde
aquel momento ya no habló más de ello. Tal vez le
costaba mucho estudio aquella maniobra. Así lo
refiere don Pablo Albera.
No siempre jugaba don Bosco, pero entonces,
situado en medio de ellos, no callaba nunca porque
quería a toda costa ocupar su mente: resulta
imposible decir lo agradable que era su
conversación, rica en frases llenas de gracia y de
amenas narraciones. Empecemos por contar algunos
de sus dichos, dirigidos a los sacerdotes,
clérigos o algunos que le rodeaban en el
refectorio o que se tropezaba al paso, aún fuera
de las horas de recreo. Los verdaderos hijos de
don Bosco no tenían secretos para él; por eso a
menudo decíale a uno que sabía se encontraba en un
aprieto:
-íNada te turbe!, decía Santa Teresa.
A otro que estaba angustiado con tribulaciones
materiales o espirituales:
-íTodo pasa!
A aquél que no aguantaba las molestias que le
causaban ciertos compañeros:
-Vince in bono malum. Alter alterius onera
portate (Vence el mal con el bien. Llevad los unos
las cargas de los otros).
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Encontraba uno dificultades en los estudios o en
el aprendizaje del oficio y le decía:
-Sobre la marcha se acomoda la carga al
borriquillo, es decir:
trabajando se vencen las dificultades. Y todos
sabían que él ponía manos a la obra sin aguardar a
que las dificultades, a veces grandes, quedaran
allanadas del todo.
Si le preguntaban acerca de algún doloroso
suceso que le había disgustado, observaba:
-Ya decía mi madre que no hay ningún país donde
sucedan tantas calamidades, como en este mundo.
Hablábase a veces de empresas guerreras
arriesgadas, pero afortunadas; de nuevas tierras
descubiertas después de viajes peligrosos y llenos
de dificultades; de inventos científicos o
mecánicos, fruto de largos estudios y después de
fracasos, envidias e injusticias, y alguno
preguntaba a don Bosco:
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