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año en vuestros corazones, espera de vosotros algo
especial. Ya habéis ((**It6.359**)) oído en
las pláticas de estos días cuánto hizo El por
nosotros. Notad que no fue por todos en general,
sino por cada uno de nosotros en particular.
Muchos Santos Padres nos dicen que el Señor
hubiera nacido y muerto igualmente, si hubiera
habido uno sólo a quien salvar. Por tanto, lo que
sufrió por todos, lo hubiera sufrido por cada uno
de nosotros. Cada uno puede por consiguiente decir
para sí mismo: íeste Niño nació y murió
expresamente por mí; por mí ha sufrido tanto! Qué
muestras de gratitud le daré? íEste querido Niño
espera algo de nosotros, algún regalo especial!
Qué le vais a dar? Os sugiero dos cosas:
1. Una buena confesión y una buena comunión,
con la promesa de serle siempre fieles.
2. Quien no lo haya hecho todavía, escriba una
hermosa carta a sus padres, pero no diciéndoles:
enviadme salchichón, enviadme dulces, higos secos,
pasas, manzanas, etc., que los padres conocen
vuestros deseos y os contentarán. Escribidles una
carta, como corresponde a hijos cristianos,
augurándoles unas felices Pascuas, asegurándoles
que rezáis por ellos, dándoles gracias por los
sacrificios que hacen por vosotros, pidiéndoles
perdón por si alguna vez les faltasteis al respeto
debido, prometiéndoles que seréis siempre hijos
obedientes, saludándoles de mi parte y con mis
mejores augurios de unas buenas Navidades y un
feliz Año Nuevo.
Si les escribís en estos o parecidos términos,
les daréis una gran satisfacción y ello agradará
mucho a Jesús, porque con esta carta honraréis a
vuestro padre y a vuestra madre. No olvidéis
tampoco a vuestros bienhechores y a vuestro
párroco, quienes verán de este modo que sois
muchachos de buen corazón, agradecidos y bien
educados. Termino deseándoos a todos unas felices
navidades.
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