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pronto se le presentó la oportunidad de dar
pruebas de su satisfacción.
Fue a visitarle una comisión de tres
sacerdotes; tras haber hablado de muchos asuntos
relacionados con la diócesis, ((**It6.349**))
acabaron exponiéndole varias acusaciones contra el
Oratorio. Decían, entre otras cosas, que don Bosco
pensaba fundar un Seminario por cuenta propia con
los muchachos estudiantes que él educaba y los
clérigos que vivían en su internado, para proveer
de personal a su Institución; que este Seminario
perjudicaría a los Seminarios diocesanos y, por
ende, serviría de vergüenza y burla de los
derechos episcopales. Hubieran querido presionar
el ánimo del buen Prelado hasta inducirle a
escribir una carta prohibiendo a don Bosco que
prosiguiera su plan, y hasta insinuándole el
cierre del internado de Valdocco. Monseñor
Fransoni, que conocía las intenciones de don
Bosco, después de dejarles decir cuanto quisieron,
exclamó:
-He pedido informes precisos a persona de
confianza; nada me dijo de lo que vosotros
afirmáis, y he sabido que en el Oratorio se hace
mucho bien. Dejad, pues, que haya en Turín quien
siga haciendo bien a las almas, dado que yo no lo
puedo hacer.
Terminaremos con un juicio del teólogo y
canónigo Ballesio: <>.
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