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peligros para la juventud eclesiástica. El
profesor Tomás Vallauri decía a don Juan Bautista
Francesia:
-Sigue don Bosco pensando en enviar a sus
clérigos a la Universidad? Dígale de mi parte que
aquí se respira un aire pestilencial.
Pero don Bosco abrigaba la seguridad de que sus
hijos tenían profundamente arraigados en su
corazón los principios católicos, y además estaban
prevenidos con sus continuos avisos.
-Queréis ser fuertes para luchar contra el
demonio y sus tentaciones? Amad a la Iglesia,
venerad al Sumo Pontífice, frecuentad los
Sacramentos, haced frecuentes visitas a Jesús en
el Sagrario, sed muy devotos de la Virgen,
ofrecedle vuestro corazón y así superaréis todos
los combates y todos los halagos del ((**It6.348**)) mundo.
Cuando se trata de hacer el bien, de rechazar o
combatir el error, poned vuestra confianza en
Jesús y María, y entonces estaréis preparados para
vencer el respeto humano e, incluso, para sufrir
el martirio.
Y por esto, guiado por su iluminada prudencia,
dejó a sus hijos como norma y testamento que
siguieran asegurando la existencia de sus
escuelas, proporcionando a los sacerdotes y a los
clérigos la oportunidad de conseguir los títulos
oficiales para la enseñanza.
Acabamos, pues, de exponer las principales
observaciones que, durante algunos años, se oyeron
repetir para desacreditar a don Bosco, y las
razones en defensa de su conducta. Verdad es que
por entonces no podían sus detractores prever y
ponderar las rectas intenciones y las
consecuencias de los actos de don Bosco; sin
embargo, no podían ignorar que él se mantenía
siempre firme en procurar el mayor bien posible de
la juventud, y de una manera heroica. En la marcha
general de sus obras habrán encontrado también
algunos defectos inevitables en toda empresa
humana, que el mismo don Bosco lamentaba y se
esforzaba por corregir hasta donde le era posible;
pero no prestaban oído al aviso del Espíritu
Santo, que encontramos en el libro de los
Proverbios: <> 1.
Por el contrario, en otras ocasiones estos
señores enviaban a monseñor Fransoni informes
contra don Bosco. Cuando el canónigo Nasi fue a
Lyon a ver al Arzobispo, éste le preguntó:
-Pero, en resumidas cuentas, a qué se dedica
don Bosco, a hacer el bien o a hacer el mal?
Dióle el canónigo las explicaciones que un
amigo sincero del Oratorio podía dar; el Arzobispo
quedó contento con ellas, y muy
1 Prov. XXIV, 15.
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