((**Es6.262**)
e influyente en sociedad. Era un hombre de
carácter arisco, que no sabía hacerse querer por
los muchachos, siempre desafortunado en sus
empresas por falta de buen espíritu. Defendía este
señor que no se debían comenzar fundaciones de
caridad sin el beneplácito y el apoyo del
Gobierno. íQué distinto de don Bosco que siempre y
únicamente buscó la aprobación de la Iglesia y la
bendición del Papa! Vi entrar a este señor en el
Oratorio de ((**It6.341
**)) san Francisco; se hallaba el patio
desierto porque los muchachos estaban en el
estudio o en los talleres. Me acerqué a él, y al
decirme que quería hablar con don Bosco, lo
acompañé a la salita de visitas del primer piso,
junto al despacho de don Víctor Alasonatti, y fui
después a buscar a don Bosco. Terminada la
conversación, yo mismo, que estaba esperando
afuera, acompañé al sacerdote hasta la portería y
volví después a toda prisa a don Bosco, el cual me
dijo:
-Sabes qué vino a decirme ese sacerdote?
-No, señor; respondí.
-Vino a reprocharme, añadió, de que incito a
mis muchachos a recibir con demasiada frecuencia
los sacramentos; dice que basta en las fiestas
principales del año, y que de no ser así, se hacen
unos impostores. Le repliqué que los resultados de
la educación religiosa que yo daba a los
muchachos, me proporcionaban consuelos y frutos
grandísimos de virtud y que ésta era la doctrina
de los más grandes santos. Pero don C... se
mantenía en sus trece. Entonces yo me levanté
invitándole a exponer sus ideas a don José
Cafasso.
Pero a buen seguro que don C... no se presentó
a don José Cafasso.
Este señor era uno de los que acusaban a don
Bosco de rechazar los consejos de las personas
prudentes>>.
Además de esta crítica, estos hombres prudentes
lanzaban otra contra don Bosco. No se quería tener
en cuenta que el Oratorio fue durante muchos años,
y seguía siéndolo todavía, el lugar donde se
refugiaban muchos seminaristas de la
Archidiócesis, porque el Seminario de Turín seguía
ocupado por el Gobierno. No se reconocía la
naturaleza de la institución de don Bosco, que
miraba principalmente a ayudar a las vocaciones al
estado eclesiástico. No se comprendía la
importancia de una obra destinada a proporcionar
sacerdotes a todas las diócesis del Piamonte y de
otros Estados, incluso fuera de Italia. Por
consiguiente se miraba, con más o menos frialdad,
((**It6.342**)) que don
Bosco se dedicase a la educación de estudiantes y
seminaristas además de los pobres aprendices.
Aureolados de sabiduría, le juzgaban inepto para
la educación de los aspirantes al sacerdocio.
(**Es6.262**))
<Anterior: 6. 261><Siguiente: 6. 263>