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puesta por Dios al Patriarca para conseguir la
gloria prometida.
>>Y Abraham no dudó y partió sin saber adónde
iba: Veni in terram quam monstrabo tibi (Ven a la
tierra que yo te mostraré). Y perseveró obediente
hasta estar dispuesto al sacrificio de su único
hijo. íY qué gloria mereció por ello! -Por mí
mismo juro, dijo el Señor-, que por haber hecho
esto, por no haberme negado tu hijo único, yo te
colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu
descendencia como las estrellas del cielo y como
las arenas de la ((**It6.330**)) playa,
y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus
enemigos. Por tu descendencia se bendecirán todas
las naciones de la tierra, en pago de haber
obedecido tú mi voz 1. Habiéndolo encontrado Dios
dispuesto a dejarlo todo por El, lo hizo señor de
un reino entero y le reveló sus más altos
designios, manifestándole los arcanos decretos de
su justicia y su misericordia>>.
Con este ejemplo demostraba don Bosco la
necesidad y las ventajas que cada uno tiene de
seguir la vocación del cielo a costa de cualquier
sacrificio, aun de los mismos afectos de familia,
según el propio Jesucristo que dijo: <>.
En otra ocasión, tratando este tema, había
expuesto una razón de conveniencia para la vida
eclesiástica o religiosa, lejos del propio pueblo.
Y había dicho:
-<>Cuando el mismo Jesucristo se presentó
públicamente por vez primera en su patria,
Nazaret, a explicar la Biblia en la sinagoga, sus
paisanos admiraron por un instante su ((**It6.331**))
sabiduría, pero muy pronto protestaron indignados
ante algún justo reproche suyo:
1 Génesis, XXII, 16, 17, 18.
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