((**Es6.253**)
-Pero cómo podremos hacer tantas cosas, siendo
tan pocos?
Y él replicaba:
-Te responderé con una máxima de San Vicente de
Paúl: <>.
Otro exclamaba:
-íSomos tan pobres!
Y don Bosco decía:
-<<íLa pobreza es nuestra fortuna, es la
bendición de Dios! Más aún, pidamos al Señor que
nos mantenga en pobreza voluntaria. No empezó
Jesucristo en un pesebre y terminó en la cruz?...
El que es rico prefiere el reposo, y, en
consecuencia, ama las comodidades y satisfacciones
y la vida ociosa. El espíritu de sacrificio se
apaga. Leed la Historia Eclesiástica y
encontraréis infinidad de ejemplos para demostrar
que la abundancia de los bienes temporales fue
siempre la causa de la ruina de comunidades
enteras, las cuales, por no haber conservado
fielmente su primer espíritu de pobreza, ((**It6.329**)) cayeron
en el colmo de las desgracias. En cambio las que
se mantuvieron pobres, florecieron
maravillosamente. El que es pobre piensa en Dios y
recurre a El, y os aseguro que Dios provee siempre
de lo necesario, sea poco o sea mucho. Por el
contrario, el que vive en la abundancia,
fácilmente se olvida del Señor. Y no os parece una
gran suerte verse obligados a rezar? Nos faltó
hasta ahora algo necesario? No lo dudéis, nunca
nos faltarán los medios proporcionados a nuestras
necesidades y a las de nuestros muchachos>>.
En el mes de noviembre ceñía sus razonamientos
refiriéndose a la dificultad que algunos
experimentan para dejar su propia casa. Y decía:
-<>Hubiera podido muy bien decir el Señor a
Abraham que viviera solamente un poco más separado
del tumulto del mundo y de los asuntos de una
región contaminada por la idolatría. Pero, no;
Dios lo quiso obediente, dispuesto a abandonar su
patria y a exponerse a una larga y desgraciada
peregrinación por su amor. Esta es la condición
(**Es6.253**))
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