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((**Es6.246**) Prometió Donato hacer punto por punto lo que le había dicho, y don Bosco añadió: -íBueno! Tú haz lo que yo te he dicho y yo me acordaré cada día de ti en la santa misa. Verás como esta vez no se nos escapa Domingo Savio sin que tú estés curado. El mismo día que comenzó Donato a hacer su novena, notó alguna mejoría y siguió haciendo con más fervor las prácticas de piedad. Sus ojos curaron del todo en pocos días y no volvió la enfermedad. Mientras sucedía este hecho consolador, invitaba don Bosco a sus alumnos a hacer bien la novena de María Inmaculada. ((**It6.318**)) No se celebraban funciones en la iglesia, pero cada uno procuraba honrar a la Santísima Virgen con las obras de piedad que su propia devoción le sugería. Don Bosco presentaba cada noche una florecilla para practicar y daba la acostumbrada platiquita. Don Juan Bonetti nos conservó algunas, que copiamos a continuación, con la fecha del día en que las pronunció el Siervo de Dios. 29 de noviembre Un día más y llegamos al fin del mes. íYa se ha pasado un mes del curso! íY qué deprisa! Pues bien; así de rápidos pasarán los otros meses. Pero al llegar cada mes a su ocaso, cuidemos que cada uno de nosotros pueda decirse a sí mismo: -Un mes más del que tendré que dar cuenta a Dios; pero, por cuanto de mí dependió, hice todo lo que pude, y la conciencia no me reprocha de haber perdido el tiempo. Ahora ya habéis probado vuestra fuerza en clase. Habéis visto lo que sabéis y lo que queda por aprender; unos estáis más adelantados y otros más atrasados en los mismos estudios, y conocéis lo que os falta para ocupar los primeros puestos de la clase. Poned, pues, toda vuestra buena voluntad, sobre todo ahora que comenzamos la novena de María Santísima Inmaculada. Ella es nuestra Madre y nos ama infinitamente más de lo que puedan amarnos todos los corazones juntos de las madres de esta tierra. Ella ama entrañablemente a todos los cristianos, ha dado siempre pruebas de un afecto especial a los chicos del Oratorio. Hay miles de hechos, algunos extraordinarios, que lo demuestran; pero, sea como fuere, es cierto que Ella demuestra un afecto particular a todos los que la honran. Ego diligentes me diligo (amo a los que me aman). Mostrad, por tanto, con vuestra buena conducta que sois dignos hijos suyos y poned vuestros estudios bajo su protección. Para esto cuidad de portaros bien en esta novena. Y de qué manera, preguntaréis, podremos honrar a María en estos días para merecer su protección? No os recomendaré la frecuencia de los Sacramentos. Don Bosco no desea nada más vivamente que esto. Pero os sugiero dos cosas especiales para honrar a María: 1.¦ Que cada uno ((**It6.319**)) se decida a hacer con verdadera buena voluntad esta novena. 2.¦ Preparar un (**Es6.246**))
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