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((**Es6.240**) nuevos alumnos convenía entregarlos para que aprendieran y se ejercitaran. Al día siguiente por la mañana llamó uno por uno a todos los músicos rebeldes y se lamentó con ellos de que le obligaran a ser severo. Dioles después unos avisos para la salvación del alma y, sin más, envió unos a su casa, otros a sus bienhechores y recomendó los demás a diversos dueños de talleres. Una carta de don Bosco al barón Feliciano Ricci, de Cúneo, fechada el 3 noviembre de 1859, da razón de su proceder. Ilustrísimo y Benemérito Señor: He recibido con verdadero agrado su venerada carta recomendando con su acostumbrada caridad al joven Rossi. Este pobre muchacho, a más de otras cosas, se comprometió con otros de esta casa, contra mi prohibición, a ir a comer fuera de ella en un lugar que no se puede permitir, es decir, en un fonducho. Los mandé llamar mientras comían, hice repetir la llamada después de la comida porque me dolía ((**It6.309**)) demasiado tener que tomar medidas severas contra unos veinte muchachos descarriados. Sólo cuatro de ellos se sometieron y humillaron; los demás fueron aún más atrevidos. Después de comer se marcharon a rodar por la ciudad; por la noche volvieron a cenar al mismo lugar y regresaron a casa avanzada la noche y medio borrachos; entre estos últimos estaba Rossi. Como ya los había amenazado s veces con echarlos de casa, si se obstinaban, tuve que hacerlo asi muy a pesar mio. Sin embargo, en atención a su carta, tendré a Rossi en casa por algunos días y veré si consigo colocarlo en otra parte, como espero. Tocante al otro muchacho del que me habla, trataremos el caso de palabra o le escribiré en otra ocasión, tan pronto como estén organizados los muchos alumnos que acaban de ingresar. Le agradezco con toda mi alma su generosa limosna en favor de esta casa y le aseguro que no dejaré de rogar al Señor para que bendiga a usted y a su familia, mientras con la mayor estima me profeso. De vuestra benemérita Señoría. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Uno fue perdonado. Era experto en cocina, barbero, blanqueador, factotum, en una palabra, para el teatro, las fiestas y cualquier trabajo manual. Aquella noche cuando don Bosco acabó de hablar con los muchachos, he aquí que el clérigo Rúa dijo: -Don Bosco, si usted lo permite, yo quería defender una causa que me duele mucho. -Y cuál es? -El alumno Pedro E... ha sido despedido. Es justo el castigo que se dio a los que no quisieron obedecer. Pero el pobrecito, inexperto por su edad, se dejó engañar por los compañeros, que le aseguraron (**Es6.240**))
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