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por la Iglesia, jamás debemos obedecer. En tal
caso debemos dar al César lo que es del César y a
Dios lo que es de Dios; y nunca, por obedecer al
Gobierno, desobedecer a Dios, haciendo algo contra
su ley o contra la Iglesia, que es la esposa de
Jesús y hace en la tierra las veces de Dios.
Existe, además, la obediencia doméstica: se
refiere ésta al padre y a la madre, a los amos, a
los superiores, etc. Así, pues, un hijo debe
obedecer a sus padres, que son los primeros
después de Dios; un criado, un dependiente debe
obedecer a su jefe, que hace las veces del padre y
de la madre; y así cada uno debe obedecer a sus
superiores, que tienen el deber de vigilar sobre
él. Pero en todo lo que atañe a la obligación de
obedecer, debemos someternos solamente a lo que no
sea contrario a la
Ley de Dios o de la Iglesia. Si alguna vez un
padre o una madre o un jefe os mandare algo malo,
entonces no estáis obligados a obedecer, al
contrario, pecáis también vosotros si los
obedecéis. íAy de aquel padre, de aquella madre
que, inducidos por el demonio, movieran a sus
hijos a hacer el mal! íAy también de aquel hijo,
que sabiendo que le mandan algo malo, sin embargo,
obedece!
En cuanto a la obediencia religiosa, no hace al
caso hablar de ella, pues no sois trapenses ni
franciscanos.
Al tratar de la obediencia, hay que considerar
el objeto y el sujeto. No os asustéis por estas
palabras campanudas: objeto y sujeto. Si no las
entendéis, os las explicaré. Se llama objeto de la
obediencia, la materia de la misma, es decir, lo
que se os manda hacer. Y siempre que nos mandan
algo malo, aun cuando lo mandara un ángel venido
del cielo, no debemos obedecer. Hace algunos días
dijo un jefe a uno de sus dependientes:
->>No sabes cómo hacerte con dinero? Si
quieres, te lo enseñaré. Yo te debo entregar ocho
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perras 1 al día, >>no es verdad? Pues bien, te
daré sólo seis, las otras dos te las daré para ti.
Cuando don Bosco te las pida tú le dirás: el amo
me ha dado sólo seis.
-Ahora bien, decidme; >>podría en este caso
obedecer aquel muchacho? No, porque es algo
ilícito. Efectivamente, aquel buen chico no
obedeció, con lo que dio una buena lección y un
buen ejemplo a aquel jefe desaprensivo.
Por sujeto de la obediencia se entiende el que
manda. En este caso el que manda tiene que ser
superior al que obedece, y todas las veces que el
que manda es un superior, estamos obligados a
obedecer.
Pero, me preguntaréis: >>es una gran virtud la
obediencia? íSí! La virtud de la obediencia abraza
y comprende a todas las demás virtudes, como dice
san Gregorio Magno: Est virtus quae omnes virtutes
inserit, insertasque custodit. Las guarda de modo
que ya no se pierdan. La virtud de la obediencia
es el acto más agradable que podemos hacer a Dios.
De todos los dones que nos hizo Dios, el más
grande es la libertad, a saber el habernos creado
libres. Pues bien, cuando obedecemos hacemos el
sacrificio de esta libre voluntad. sujetándola al
querer de otro; pero la voluntad es la cosa más
preciosa que tiene el hombre; por lo tanto éste es
el sacrificio más agradable que podemos ofrecer a
Dios. Mas para que esta obediencia sea grata a
Dios, debe ser voluntaria. No puede agradar a Dios
la obediencia de quien obedece de mala gana, por
miedo a ser castigado por los superiores, pues a
Dios no gusta lo que se hace a la fuerza. El es
Dios de amor y quiere que todo se haga por amor.
Por tanto,
1 Perra chica. - Va cayendo en desuso: era una
moneda de cobre que valía cinco céntimos de
peseta. (N. del T.)(**Es6.24**))
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