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hacer las camas, limpiar los trajes, explicar las
dificultades de las lecciones; a consolar a los
afligidos con buenas maneras, contándoles
historietas, haciéndoles de mediador con los
superiores; a dar clase de catecismo a los
externos y enseñarles a cantar; a servir a los
enfermos y asistirlos de noche; a perdonar
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de buen grado cualquier ofensa. Con estos buenos
modos habíase ganado las simpatías de todos y se
valía de esta influencia para el bien de las almas
con avisos, invitaciones, ruegos, y promesas,
regalos, cartitas, bromas y prudentes reproches.
íSólo Dios sabe el mal que impedía y el bien que
hacía! No nos entretenemos en referir hechos
particulares, pero no podemos omitir un documento
inédito que merece se conserve.
Cierto condiscípulo de Magone, Mateo Galleano,
escribió a don Bosco una carta, de la que
entresacamos dos hermosos hechos:
El primero es que, en cierta ocasión, tenía
Magone en la mano una velita como de cuatro dedos
de larga y me invitó a ir con él a la iglesia para
rezar por los pecadores. Movido por sus amables
palabras, acepté. Una vez en la iglesia, fuimos al
altar de la Virgen, y después de encender la vela,
rezamos la tercera parte del rosario. Estaba yo
cansado de rezar y me iba a marchar, cuando él,
con mucho garbo, me exhortó a seguir y rezamos
hasta que se consumió toda la vela.
El segundo hecho es el siguiente. Un sábado por
la noche, después de cenar, estaban en el
locutorio muchos alumnos de la sección de
aprendices; tocó la campanilla para las
confesiones, pero ellos no querían ir y seguían
jugando a la <>. 1 Magone, saludó
amablemente a unos y otros; los animó a ir a
reconciliarse con el Señor, pero en vano. Entonces
se puso a jugar con ellos como un cuarto de hora y
después les dijo:
-Venid conmigo al mirador del segundo piso.
Todos se fueron con él, creyendo que quería
seguir jugando en aquel lugar. Pero él que los
llevaba allí intencionadamente, al llegar a la
puerta del cuarto de don Bosco, tanto insistió que
los metió a confesarse.
((**It6.11**)) La
encantadora bondad de Magone y de otros de sus
compañeros florecía y daba opimos frutos gracias a
la obediencia que prestaban, no sólo a los
mandatos, sino hasta a los consejos de don Bosco.
1 La motta. Juego entre dos personas que a un
mismo tiempo dicen cada una un número que no pase
de diez e indican otro con los dedos de la mano, y
gana el que acierta el número que coincide con el
que resulta de la suma de los indicados por los
dedos. (N. del T.)(**Es6.21**))
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