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y dispersada por el odio y la violencia de sus
enemigos y que se reúne después maravillosamente
por la bondad de Dios.
Para octubre preparó El cielo abierto con la
comunión frecuente, resumen de una obra francesa
del célebre misionero de Saboya el abate Favre,
escrito por el padre Carlos Felipe de Poirino,
capuchino. Expone las razones que deben estimular
al cristiano para comulgar a menudo; refuta los
pretextos que aducen muchos fieles para abstenerse
de la comunión frecuente; trata de la primera
comunión, de la comunión pascual y de la que se
recibe como viático. Expone las disposiciones
necesarias para la comunión en general y para la
comunión frecuente; demuestra que la comunión
semanal no puede calificarse de comunión
frecuente, ateniéndose a los principios admitidos
por la Iglesia.
Pero, mientras repartía a los demás el alimento
para el espíritu, carecía de pan material para sus
hijos. Don Juan Bonetti nos legó escrito:
<> Por eso ((**It6.265**)) hizo
llegar a su majestad el rey Víctor Manuel, a
través del conde de Cibrario, la humilde solicitud
de una subvención para sus muchachos; y el treinta
y uno de agosto recibía una carta del mismo Conde
redactada en los términos siguientes:
GRAN MAESTRAZGO
DE LA ORDEN DE LOS SANTOS
MAURICIO Y LAZARO
Turín,
31 de agosto de 1859
He tenido el honor de hablar con su Majestad
sobre la difícil situación en que al presente se
halla la Pía obra por usted fundada para albergar
a los muchachos abandonados, por la lejanía de los
bienhechores y por los gastos extraordinarios
ocasionados con el insólito número de muchachos,
que tuvo que admitir con motivo de la
incorporación al ejército de muchos padres de
familia. Su Majestad, queriendo acudir una vez más
en su favor, se ha dignado concederle amablemente,
después de mi proposición, una subvención
extraordinaria de doscientas liras con cargo a la
Tesorería Mauriciana.
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